1000 profesionales de la salud piden fin del encierro (Bélgica)


En una carta abierta, la comunidad médica enfatizó que "no hay relación entre el encierro impuesto y el curso de la infección".

29 de septiembre de 2020 - Casi 400 médicos y más de 1.300 profesionales de la salud en Bélgica (junto con casi 9.000 ciudadanos belgas) han firmado una carta abierta pidiendo "la inmediata restauración de nuestro gobierno democrático normal y las estructuras legales y de todas nuestras libertades civiles", argumentando que "ya no hay justificación médica para ninguna política de emergencia" en COVID-19.

En la carta se argumenta que las políticas actuales del país "no tienen suficiente base científica, dirigidas unilateralmente, y que no hay suficiente espacio en los medios de comunicación para un debate abierto en el que se escuchen diferentes puntos de vista y opiniones", a pesar de la propia "política mínima" del gobierno sobre el tema más amplio de la prevención de enfermedades, que se centra en "el fortalecimiento de nuestro propio sistema inmunológico mediante un estilo de vida saludable, una atención óptima con atención al individuo e inversión en personal de atención".

Hasta la fecha, Bélgica ha visto más de 115.000 casos de COVID-19, con casi 10.000 muertes y más de 19.000 recuperaciones. Al igual que muchos países, respondió imponiendo mandatos de uso de máscaras y distancia social, entre otras medidas.

"No hay relación entre el encierro impuesto y el curso de la infección", argumenta la carta. "Si miramos la fecha de aplicación de los cierres impuestos, vemos que los cierres se establecieron después de que el pico ya había pasado y el número de casos disminuyó. Por lo tanto, la disminución no fue el resultado de las medidas tomadas". (La conservadora Heritage Foundation llegó a la misma conclusión este verano en un análisis comparativo de los Estados Unidos, Alemania, Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Italia, Islandia, Noruega, Suecia e Irán).

Los firmantes creen que "las condiciones climáticas (tiempo, temperatura y humedad) y la creciente inmunidad tienen más posibilidades de reducir la ola de infecciones", junto con la prevención en forma de "nutrición sana y completa, ejercicio al aire libre, sin máscara, reducción del estrés y nutrición de los contactos emocionales y sociales".

En cambio, el "aislamiento social" que acompaña a los encierros conduce a "un aumento de la depresión, la ansiedad, los suicidios, la violencia intrafamiliar y el abuso infantil", así como a "la inactividad física en muchas personas mayores". En los Estados Unidos, el director de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), el Dr. Robert Redfield, afirmó este verano preocupaciones similares cuando dijo que los CDC habían visto "muchos más suicidios" y muertes por sobredosis de drogas que por COVID-19.

"Como médicos y profesionales de la salud, ante un virus que, por su nocividad, mortalidad y transmisibilidad, se acerca a la gripe estacional, no podemos sino rechazar estas medidas extremadamente desproporcionadas", concluye la carta, pidiendo "el fin inmediato de todas las medidas" y un "examen a fondo del papel de la (Organización Mundial de la Salud) y la posible influencia de los conflictos de intereses en esta organización".


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