Trevignano Romano, 29 de septiembre de 2020
Iglesia de Santa María de la Asunción
Queridos hijos, gracias por responder a mi llamado en sus corazones.
Hijos míos, lloro por lo que le sucederá a la humanidad, le ha dado la espalda a Dios y mi corazón está afligido.
Rezad sobre todo por los sacerdotes, muchos de ellos se han consagrado a Dios, pero han elegido los placeres del mundo, así que han hecho huir a mi rebaño, que ahora vaga confundido y desesperado.
La humanidad cree que puede crear su propio Dios, pero no puede.
Hijos, leed los Diez Mandamientos porque ya no se obedecen hoy en día. ¿Os preguntáis por qué la tierra será fuertemente purificada? ¡¿Qué esperáis después de todos los pecados que habéis cometido?!
Creéis en un Dios misericordioso y no en su justicia.
Hijos míos, el cielo está a punto de oscurecerse, pero vosotros todavía no escucháis ni veis, os pido que os salvéis con el rezo del Santo Rosario; estoy cerca de vosotros y os amo.
Mis amores, tengan fe y convertíos.
Ahora os dejo con mi bendición maternal en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.