Considera los beneficios que Dios te hace (San Fco de Sales)




PREPARACIÓN. 

1. Ponte en la presencia de Dios. 

2. Pídele que te ilumine. 

CONSIDERACIONES.
 

1. Considera las gracias corporales y materiales que Dios te ha concedido: tu cuerpo, las facilidades para sustentarlo, la salud, estas satisfacciones lícitas, estos amigos, estos auxilios. Mas considera esto, comparándote con tantas otras personas que valen más que tú, las cuales se ven privadas de estos beneficios: unas son discapacitadas, otras carecen de salud; otras son objeto de oprobios, de desprecios y de deshonra; otras están abatidas por la pobreza; y Dios no ha querido que tú fueses tan desgraciada. 

2. Considera los dones del espíritu: cuantas personas hay, en el mundo, imbéciles, insensatas; ¿y por qué no eres tú una de tantas? Porque Dios te ha favorecido. ¡Cuántos han sido criados groseramente y en la mayor ignorancia, y la Providencia divina ha hecho que tú fueses educada con urbanidad y con decoro! 

3. Considera las gracias espirituales: ¡Oh Filotea!, tú eres hija de la Iglesia; Dios te ha enseñado a conocerle, desde tu juventud. ¿Cuántas veces te ha dado sus sacramentos? ¿Cuántas veces te ha ayudado, con inspiraciones, luces interiores y reprensiones, para tu enmienda? ¿Cuántas veces te ha perdonado tus faltas? 

¿Cuántas veces te ha librado de las ocasiones de perderte, a que te habías expuesto? Y estos años pasados ¿no te han ofrecido una oportunidad y una facilidad para avanzar en el bien de tu alma? Examina en sus pormenores, cuán suave y generoso ha sido Dios contigo. 


AFECTOS Y RESOLUCIONES.
 

1. Admira la bondad de Dios.¡ Oh! ¡qué bueno es Dios para conmigo! ¡Qué bueno es! y tu Corazón, ¡oh Señor!, ¡cuán rico es en misericordia y cuán generoso en bondad! Cantemos eternamente, ¡oh alma!, la multitud de mercedes que nos ha otorgado. 

2. Admira tu ingratitud. Mas, ¿quién soy yo, ¡oh Señor!, para que hayas pensado en mí? ¡Oh, cuán grande es mi indignidad! ¡Ah! yo he pisoteado tus beneficios, he deshonrado tus gracias, convirtiéndolas en objeto de abuso y de menosprecio de tu soberana bondad; he opuesto el abismo de mi ingratitud al abismo de tu gracia y de tu favor. 

3. Promueve el agradecimiento, no quieras ser infiel, ingrato y desleal con este gran bienhechor. Y ¿cómo mi alma no estará, de hoy en adelante, sometida a Dios, que ha obrado, en mí y para mí, tantas gracias y tantas maravillas? 

4. ¡ Ah, por lo tanto, oh Filotea!, procura tener tu corazón sujeto al servicio de Dios, que tanto ha hecho por ti; dedica tu alma a conocerle y reconocerle más y más, practicando los ejercicios que para ello se requieren, y emplea cuidadosamente los auxilios que, para salvarte y amar a Dios, posee la Iglesia. Sí, frecuentaré la oración, los sacramentos; escucharé la divina palabra y pondré en práctica las inspiraciones y los consejos. 

CONCLUSIÓN.
 

1. Da gracias a Dios por el conocimiento que te ha dado de tus deberes y por todos los beneficios que hasta ahora has recibido. 

2. Ofrécele tu corazón con todas tus resoluciones. 

3. Pídele que te dé fuerzas, para practicarlas fielmente, por los méritos de la muerte de su Hijo: implora la intercesión de la Virgen y de los santos.