Bergoglio eligió a un clérigo envuelto en un asesinato macabro

Marco Tosatti

Queridos amigos y enemigos de Stilum Curiae, de manos del arzobispo Carlo Maria Viganò recibimos este dossier - en parte ya conocido por otras fuentes - sobre los escándalos financieros y no sólo en el Vaticano. Disfruta de la lectura.


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En un reciente discurso en la Conferencia de Identidad Católica en Pittsburgh, hablé sobre el eclipse que oscurece a la Iglesia de Cristo al superponerle una anti-iglesia de herejes, corruptos y fornicarios. El católico sabe que la Iglesia debe seguir los pasos de su Cabeza, Jesucristo, en el camino de la Pasión y la Cruz, y que los últimos tiempos estarán marcados por una gran apostasía que golpeará al cuerpo eclesial desde sus cumbres. Así, así como en el Gólgota, el Concilio pensó que había derrotado a Nuestro Señor al ser condenado a muerte por Pilato, hoy el Vaticano cree que puede derrocar a la Iglesia al entregarla a las manos de la tiranía globalista anticristiana.


Por lo tanto, debemos evaluar lo que está sucediendo hoy en día con una mirada sobrenatural, a la luz de la batalla que la élite está librando contra la civilización cristiana. El ataque inicialmente movido desde afuera contra el monolito católico ha evolucionado, desde el Concilio Vaticano II en adelante, en una infiltración capilar de la sociedad civil con el estado profundo y la sociedad religiosa con la iglesia profunda. El enemigo ha logrado penetrar en el interior del Estado y de la Iglesia, para ascender a la cima, para constituir una red de complicidad y connivencia que mantiene a todos sus miembros atados por el chantaje, habiéndolos elegido precisamente por su corruptibilidad. No es una coincidencia que los funcionarios honestos sean sistemáticamente obstruidos, marginados y atacados.


En las últimas semanas, la prensa ha informado de otro escándalo financiero vaticano, como resultado del cual Jorge Mario Bergoglio ha destituido a Giovanni Angelo Becciu de sus cargos oficiales y lo ha privado de sus prerrogativas cardenales. Aquellos que piensan que esta eliminación servirá para contrarrestar la corrupción de la Curia Romana se sentirán desconcertados al saber que aquellos que han tomado su lugar como Sustituto y que deberían curar los desastres de la mala gestión y las intrigas de Becciu son igual, incluso más chantajeables que su predecesor. Este chantaje es el requisito indispensable para ser maniobrable por quienes, al presentarse como reformador de la Curia y castigador de un clericalismo no identificado, se han rodeado de hecho de personajes corruptos e inmorales, promoviéndolos y encubriendo las investigaciones que les conciernen.

Cuando llegó a Roma en 2018, convocado por Bergoglio para ocupar el puesto de Sustituto de la Secretaría de Estado en lugar de Angelo Becciu, el arzobispo venezolano ya había estado "de juerga". Un informe indicaba su conducta inmoral: (yo) como Delegado de las Representaciones Pontificias, había recibido una información preocupante sobre el Monseñor y la comuniqué rápidamente al Sustituto Sandri. Hablé de ello públicamente el 2 de mayo de 2019, en mi entrevista con el Washington Post, pero el periódico prefirió omitir los pasajes sobre Peña Parra. Ya que en el Vaticano los expedientes comprometedores parecen destinados a no ser consultados, tratemos de saber más sobre el currículum que llevó a este Monseñor a la Secretaría de Estado.


El joven Edgar Peña Parra, en vísperas de su ordenación sacerdotal, ya era reportado como un notorio homosexual, al punto que en febrero de 1985 el Arzobispo Roa Pérez informó al Rector del Seminario, León Cárdenas, que desde hacía mucho tiempo tenía dudas sobre el candidato, que acababa de recibir informes al respecto, además de enterarse de que en su tercer año de formación ya había sido expulsado del Seminario por Santo Tomás de Aquino. La noticia de esta expulsión había sido ocultada, según el asistente espiritual del Padre Leyre, por otro sacerdote, Don Roberto Lückert León, que supuestamente falsificó el informe. Lückert León, mientras tanto, se ha convertido en Arzobispo, ahora emérito, del Coro y poderoso presidente de la Comisión de Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Venezolana. Los informes enviados al superior de Peña Parra no impidieron que fuera ordenado sacerdote el 23 de agosto de 1985 y posteriormente enviado a la Pontificia Academia Eclesiástica, donde se forman los futuros diplomáticos de la Santa Sede.


El 24 de septiembre de 1990 fue acusado de haber seducido a dos seminaristas menores de la parroquia de San Pablo, que iban a entrar en el Seminario Mayor de Maracaibo ese mismo año. El incidente tuvo lugar en la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, donde el reverendo José Severeyn era párroco; fue denunciado a la policía por los padres de los dos jóvenes y fue examinado por el rector del Seminario Mayor, el reverendo Enrique Pérez, y por el director espiritual, el reverendo Emilio Melchor.

El reverendo Enrique Pérez, antiguo rector del Seminario Mayor, confirmó el episodio por escrito.

En agosto de 1992, cuando era estudiante de la Pontificia Academia Eclesiástica, Edgar Peña Parra se vio involucrado con el propio José Severeyn en la muerte de dos personas, un médico y un tal Jairo Pérez, muertos por una descarga eléctrica en la isla de San Carlos, en el lago de Maracaibo. El expediente añade el detalle de que los cuerpos fueron encontrados desnudos, víctimas de macabras prácticas homosexuales. Severeyn fue entonces destituido de la parroquia por el entonces Arzobispo Monseñor Roa Pérez, y fue nombrado Canciller de la Arquidiócesis, encontrándose así en posición de destruir o falsificar documentos relativos a estos casos.

En enero de 2000, el periodista maracaibeño Gastón Guisandes López hizo serias acusaciones contra algunos sacerdotes homosexuales de la diócesis de Maracaibo, entre ellos Peña Parra. En el año 2001, Gastón Guisandes López solicitó en dos ocasiones ser recibido por el Nuncio Apostólico en Venezuela Monseñor André Dupuy, pero el Nuncio se negó a recibirlo, pero al año siguiente informó a la Secretaría de Estado sobre estos escandalosos episodios en los que Edgar Peña Parra había estado involucrado.

Por lo tanto, la documentación pertinente se encuentra en los archivos de la Nunciatura en Venezuela, donde, a partir de esa fecha, se sucedieron como Nuncios los Arzobispos Giacinto Berloco (2005-2009), Pietro Parolin (2009-2013) y el actual Nuncio Aldo Giordano. Tenían a su disposición los documentos relativos a estas acusaciones contra el futuro Sustituto, así como los Secretarios de Estado Cardenales Tarcisio Bertone y Pietro Parolin, y los Sustitutos Leonardo Sandri, Fernando Filoni y Giovanni Angelo Becciu[1].

A pesar de los expedientes enviados a la Secretaría de Estado, de 2003 a 2007 Peña Parra sirvió en la Nunciatura de Tegucigalpa como consejero: de ahí la relación con el Cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga y el Obispo Juan José Pineda, que fue consagrado obispo en 2005, cuando Peña Parra estaba en Honduras.

Maradiaga es conocido en las noticias por los escándalos financieros, incluido el fraude contra Martha Alegría Reichmann, viuda del ex embajador de Honduras ante la Santa Sede. El Cardenal es uno de los principales asesores de Bergoglio, figura clave en el Consejo de Cardenales encargado de la reforma de la Curia y de la Iglesia, y ha desempeñado un papel decisivo en importantes nombramientos, como el del Cardenal Blase Cupich (junto con McCarrick) en Chicago y el nuevo Sustituto de la Secretaría de Estado, el Arzobispo Peña Parra. 

También recuerdo que en abril de 2015 la fundación Open Society de Goerge Soros pagó 650.000 dólares a dos organizaciones católicas progresistas, PICO y FPL, para "influir en los obispos individuales a fin de tener voces públicas en apoyo de los mensajes de justicia económica y racial para empezar a crear una masa crítica de obispos alineados con el Papa". Maradiaga, en las relaciones con PICO, no fue ajeno ni siquiera a esta interferencia del autodenominado filántropo en la política americana, con la complicidad de la parte pro-bergogliana del Episcopado.

Las dos organizaciones que reciben los pagos fueron elegidas - explican los documentos - porque están comprometidas en proyectos a largo plazo que tienen como objetivo cambiar "las prioridades de la Iglesia Católica Americana". La gran oportunidad se da con la visita del Papa a los Estados Unidos y la fundación Soros tiene como objetivo explícito utilizar las buenas relaciones de PICO con el cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga, uno de los principales asesores del Papa Francis, para "comprometer" al Papa en temas de justicia social y también para tener la posibilidad de enviar una delegación al Vaticano antes de la visita de septiembre para que la voz de los católicos más pobres de América pueda ser escuchada directamente por el Papa.


En cambio, Pineda está acusado de malversación de fondos, acoso y abuso sexual, así como de cultivar una red de relaciones con homosexuales (incluidas  prostitutos) en Honduras y en el extranjero, a los que también donaría apartamentos, coches, motocicletas y viajes con fondos de la Diócesis. También se le acusa de defender y encubrir otros casos de abusos cometidos por clérigos. El 28 de mayo de 2017, un grupo de 48 seminaristas denunciaron un modelo de práctica homosexual muy extendido y profundamente arraigado, quejándose de los asaltos de Pineda. 

No hace falta decir que el Cardenal Maradiaga no quiso tomar en cuenta las acusaciones, a pesar del suicidio de un seminarista de Santa Rosa de Copán, después de que descubrió que su amante en el seminario había iniciado otra aventura. No es suficiente: hay que recordar que Maradiaga, en diciembre de 2017, había confiado a Pineda el gobierno de la Arquidiócesis, durante sus continuas y prolongadas ausencias de la diócesis; y que la mayor parte de los encuentros sexuales de su Auxiliar tuvieron lugar en Villa Iris, la residencia del Cardenal.

En el mismo año 2017, Pineda fue destituido del cargo de Obispo Auxiliar de Maradiaga sin dar ninguna motivación a los fieles de Tegucicalpa. El Visitante Apostólico Mons. Alcides Casaretto dio a Bergoglio un informe completo sobre él, junto con las acusaciones de un grupo de católicos, escandalizados por el silencio de la Santa Sede.

De 1993 a 1997 Peña Parra fue enviado con misiones diplomáticas a la Nunciatura en Kenya. En 1995 se convirtió en monseñor, en 1999 fue enviado a Ginebra como miembro de la Representación Pontificia ante las Naciones Unidas. En 2002 fue nombrado miembro de la Nunciatura de Honduras y en 2006 fue enviado a la Nunciatura de México. En 2011 recibió la consagración episcopal y fue nombrado nuncio en Pakistán, y luego en 2015 en Mozambique. El 15 de octubre de 2018 Bergoglio lo nombró sustituto en la Secretaría de Estado, por recomendación del Cardenal Maradiaga. 


Emiliano Fittipaldi en "Mañana" recuerda que Peña Parra, según los papeles de los magistrados de la Santa Sede, habría tenido de 2018 a 2019 un papel clave en algunas decisiones financieras que causaron a las arcas del Vaticano pérdidas de más de cien millones de euros. Los magistrados también hablan de las negociaciones secretas del Sustituto Venezolano. Habría sido precisamente Peña Parra, uno de los hombres más poderosos del Vaticano y elegido personalmente por Bergoglio, para "abrir la puerta del gallinero a los zorros hambrientos", para usar una expresión de Fittipaldi.

Particularmente desconcertante y grave parece el comportamiento y las responsabilidades del Secretario de Estado Card. Parolin, quien no se opuso no solo al nombramiento de Peña Parra como suplente -es decir, su primer colaborador- sino incluso antes al de arzobispo y nuncio apostólico, en enero de 2011, cuando Parolin era Nuncio en Caracas. Antes de este importante nombramiento, se instruye un riguroso proceso de información para verificar la idoneidad del candidato. Pero aún más preocupante es que Bergoglio, para un papel tan importante en la Iglesia, eligió a un colaborador acusado de tan graves crímenes.


Las recientes declaraciones de Bergoglio sobre las uniones civiles homosexuales; el impresionante número de Prelados homosexuales de los que se rodea incluso en su residencia de Santa Marta, empezando por el secretario personal Mons. Fabián Pedacchio, de repente se retiró y desapareció en el aire; los escándalos que surgen diariamente sobre el lobby homosexual del Vaticano: todos estos elementos sugieren que el argentino quiere legitimar la ideología LGBTQ no sólo para apoyar la agenda globalista y demoler los principios inmutables de la moral católica, sino también para despenalizar los crímenes y abusos de sus colaboradores, protegiendo el círculo mágico que involucra a Maradiaga, Pineda, Peña Parra, Zanchetta y toda la mafia lavandera del Vaticano.


Me pregunto si el mismo Bergoglio, cuya existencia fue ignorada por muchos hasta el 13 de marzo de 2013, no está siendo chantajeado por aquellos que se benefician de su clemencia con impunidad. Esto explicaría por qué el que se sienta en el Solio se enfurece tan despiadadamente contra la Iglesia de Cristo, mientras que usa todo el respeto con los notoriamente corruptos, pervertidos y casi siempre involucrados en crímenes sexuales y financieros. La alternativa - acerca de la plausibilidad de la que vamos día tras día recogiendo elementos perturbadores - es que la elección de Bergoglio de rodearse de gente viciosa y por lo tanto chantajeable es deliberada, y que el objetivo final que persigue es demoler la Iglesia Católica, sustituyéndola por una especie de ONG filantrópica y ecuménica esclavizada a la élite mundial. Frente a esta traición de los que cubren el Papado, un trabajo de transparencia y claridad no puede excluir, para ser efectivo, a aquellos que por más de siete años han estado proclamando con palabras que quieren limpiar el Vaticano y la Iglesia.


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