Trevignano Romano 29 de diciembre de 2020
Queridos hijos, gracias por estar aquí en la oración y por responder a mi llamada en vuestros corazones. Hijos, mirad el mundo, ha llegado a la destrucción. Os he pedido y os sigo pidiendo que recéis el Santo Rosario y que os confiéis a Dios, vuestra única salvación.
Vais por un camino lleno de peligros y sin embargo no creéis, abrid vuestros corazones, estad unidos y sed una familia, para que podáis ayudaros unos a otros.
Pronto serán tantas las cosas que veréis, también seréis testigos del final de esta batalla y junto con Jesús, saldréis victoriosos, no temáis.
Cuántos creen que todo esto pasará rápidamente; se han dejado moldear por lo que dicen los poderosos, la élite del mundo, sin entender lo que está pasando. Tened cuidado, no siempre lo que os digan será para vuestro bien. Rezad por Italia y por el mundo que está tan en peligro.
El Vaticano estará muy agitado, muchos prelados sentirán oscuridad en sus corazones, me encomiendo a vuestras oraciones, queridos hijos, para que lo que venga sea mitigado.
Ahora os dejo con mi bendición maternal en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén