El decreto anti-misa de Francisco es una "expresión de la pérdida de fe en la Santa Eucaristía", dijo recientemente el cardenal Raymond Burke a CatholicAction.org.
Para Burke, la gran cantidad de sacerdotes que celebran en los distintos altares de la basílica de San Pedro cada mañana era edificante. "Hay que entender que el ofrecimiento de la Santa Misa por parte del sacerdote en concelebración se ve en cierto modo disminuido."
Imponer la concelebración como norma general significa "que se pierden las muchas gracias que obtiene cada sacerdote".
En cuanto al final de los tiempos, Burke explicó que Nuestro Señor prohíbe especular sobre ellos porque sólo el Padre conoce la fecha. Sin embargo, ante los "tremendos males" que están entrando en la vida de la Iglesia Burke exclama: "Parece que estamos en esos tiempos".
Al mismo tiempo, advierte contra las `revelaciones´ privadas observando que durante su vida, el Fin de los Tiempos se ha predicho más de una vez, por ejemplo en el año 2000, "eso no es sano".
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