¿Te da miedo la Confesión?



Aunque a veces el sacramento de la confesión puede ponernos nerviosos o darnos miedo, en realidad es uno de los más bellos canales de gracia que ofrece la Iglesia. Es un sacramento instituido por Jesucristo, que nos permite quedar limpios de nuestros pecados pasados y empezar de nuevo, renovados y en una relación restaurada con Dios y con los demás.

Es una forma de reconectar con Dios y restaurar nuestra relación con él. El pecado es lo que rompe esa relación, pero a través del sacramento de la confesión, podemos sanarla.


Paso 1: Examinar la conciencia

Esta es la parte más necesaria de la confesión. Antes de poder confesar tus pecados necesitas conocerlos. Si tu última confesión fue hace 20 años, puede ser bastante difícil. La clave es decirle al sacerdote todos los pecados mortales que recuerde (lo mejor que pueda).

Normalmente recordamos los pecados "grandes", pero si necesita ayuda, aquí tiene un práctico examen de conciencia. Cuando los cuentes al sacerdote, di el pecado en sí y el número de veces que lo has cometido (o al menos una estimación general, como "no fui a misa durante 20 años").

¿Tienes miedo de confesarte? Reza esta oración para tener valor:

Oh Dios misericordioso, ilumíname, porque conoces todos mis caminos y observas todos mis pasos. Ven, luz verdadera, y disipa las tinieblas de mi corazón, para que vea lo que en mí te desagrada, y para que con un corazón contrito me arrepienta de mis pecados, los confiese con razón y enmiende mi vida. Haz que tu luz penetre en mi alma y muéstrame todos los pecados que debo confesar en este momento; ayúdame con tu gracia y concédeme valor y fuerza para que pueda declararlos al sacerdote con plenitud, humildad y corazón contrito, y obtener así la perfecta remisión de mis pecados por tu infinita bondad. Amén.Cuando pienses en estos pecados, recuerda que el sacerdote ya ha escuchado todo antes. No le vas a sorprender ni a escandalizar.

Además, piensa que la confesión es como ir al médico. Del mismo modo, si no le cuentas al sacerdote un pecado, no podrá ofrecerte la absolución y ayudarte a curar esa herida espiritual.


Paso 2: Busca el horario de confesión local o programe una hora con el sacerdote

Paso 3: Entra en el confesionario o sala de reconciliación y comienza tu confesión

Muchas parroquias ya no utilizan confesionarios aún así puedes pedir la opción de confesarte anónimamente detrás de una pantalla.

Dondequiera que se realice la confesión, el sacerdote suele empezar diciendo: "En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén". Luego te tocará hablar a ti. Como es la primera vez en mucho tiempo, es mejor que se lo hagas saber al sacerdote, y que le digas algo así como: "Padre, esta es mi primera confesión en x cantidad de años. Estos son mis pecados"

Entonces, empieza a contarle al sacerdote tus pecados. Haz lo posible por recordarlos. Si lo necesitas, escríbelos en un papel con antelación.

Paso 4: Escucha las palabras del sacerdote y haz tu acto de contrición

El sacerdote te responderá con palabras destinadas a animarte en tu camino de fe. A continuación, te dará una "penitencia" específica, que puede ser una serie de oraciones (como rezar 5 padrenuestros), o algo relacionado con tus pecados. Después te invitará a hacer un acto de contrición, una oración que exprese tu dolor por tus pecados.

También puedes imprimir tu propia copia de la siguiente oración.

Dios mío, me arrepiento de mis pecados de todo corazón. Al elegir hacer el mal y no hacer el bien, he pecado contra ti, a quien debería amar sobre todas las cosas. Me propongo firmemente, con tu ayuda, hacer penitencia, no pecar más y evitar todo lo que me lleve a pecar. Nuestro Salvador Jesucristo sufrió y murió por nosotros. En su nombre, Dios mío, ten piedad.

Paso 5: Disfruta de la misericordia de Dios y haz tu penitencia

Tómate un rato en la iglesia para dar gracias a Dios por lo que acaba de ocurrir. Dios acaba de borrar tus pecados. Han desaparecido. Alábale y deja que la paz de Dios inunde tu alma. A continuación, haz la penitencia que te haya dado el sacerdote.

Vuelve a comprometer tu vida con Jesucristo y, al salir de la iglesia, comienza un nuevo capítulo en tu vida. Dios siempre está ahí cuando caemos. Confía en su misericordia y deja que su gracia impregne todos los aspectos de tu vida. Planea volver a confesarte pronto.



P Kosloski