Los obispos italianos eliminaron el `Infierno´ de la Carta de Pedro




Últimamente me encuentro a menudo inmerso en el estudio de la Palabra de Dios, y en particular en la comparación de la nueva traducción del CEI (Conf Episcopal Italiana) de 2008 con la de 1974. Siento en mi corazón esta misión como confiada por el Señor, una especie de "vocación" dentro de la vocación, aunque no me sienta plenamente a la altura. Quiero obedecer esta llamada de Dios.

Una vida no es suficiente para encontrar todos los errores de traducción en el CEI 2008. Espero, en caso de que yo fracase, que alguien herede esta misión y la continúe.

El error de hoy se encuentra en la Segunda Carta de Pedro, capítulo II, versículo 4 (2 Pe 2:4):

CEI 1974: "Porque Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al abismo tenebroso del infierno";

CEI 2008: "Porque Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que los arrojó al abismo tenebroso".

No buscaron un término correspondiente a "infierno": simplemente lo eliminaron. En el texto original está clarísimo, por supuesto.

"Εἰ γὰρ ὁ θεὸς ἀγγέλων ἁμαρτησάντων οὐκ ἐφείσατο, ἀλλὰ ⸀σειραῖς ζόφου ταρταρώσας" ;

El término es 'tartarosas' y viene de 'tartaros', literalmente 'infierno'.

Puede consultar el diccionario de griego antiguo.

En la nueva traducción, dije, han suprimido deliberadamente la palabra "infierno".

Tampoco se sostiene la excusa de haber traducido de la Vulgata, porque también está presente allí:

"Si enim Deus angelis peccantibus non pepercit, sed rudentibus inferi detractos in tartarum...". ;

Para los no iniciados, "tartarum" también significa "infierno" en latín.

La pregunta sencilla y espontánea: ¿por qué razón oculta en esta traducción moderna se ha desvirtuado deliberadamente el término "infierno"?

¿Aventuramos una hipótesis habitual?

El versículo citado habla de los ángeles caídos -demonios- y probablemente era demasiado embarazoso para los alegres eruditos bíblicos decir que habitan en el infierno. Demasiado "medieval", ¿no?

Mejor utilizar un genérico y poético (a lo Tolkien) "abismo oscuro".

¿Por qué no "el reino de Mordor" a estas alturas?

El infierno es vintage, ya no se usa.

El diablo no existe y, si (¡imagínate!) que existiera, se espera su conversión.

Por supuesto pensar que esta idea es una herejía ya condenada por la Escritura y la Tradición es vintage. No está de moda.

Me gustaría añadir que en la época de Jesús no existía la grabadora, como señaló hace tiempo un distinguido clérigo, por lo que, perfecto silogismo, ¿se puede acaso tomar en serio el Evangelio? No bromeemos con ello, cristianos modernos.

Bueno, ¿te he hecho reír? Pues hay que llorar.

A veces tengo la tentación de pensar que quizás estoy siendo demasiado exigente y quisquilloso en mi traducción.

Pero eliminar el infierno parece demasiado.


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