Cristo, perfecto Dios, perfecto Hombre


Al cabo de tanto tiempo, Jesús sigue siendo para muchos, que aún no tienen el don sobrenatural de la fe o viven apoltronados en la tibieza, una figura desdibujada, inconcreta. Como respondieron los Apóstoles a Jesús aquel día en Cesarea de Filipo, también nosotros podíamos decirle: unos dicen que fuiste un hombre de grandes ideales, otros... Verdaderamente, siguen siendo actuales las palabras del Bautista: En medio de vosotros está uno a quien no conocéis.

Solo el don divino de la fe nos hace proclamar a una con el Magisterio de la Iglesia: «Creemos en Nuestro Señor Jesucristo, que es el Hijo de Dios. Él es el Verbo eterno, nacido del Padre antes de todos los siglos y consustancial al Padre...». Creemos que en Jesucristo existen dos naturalezas: una divina y otra humana, distintas e inseparables, y una única Persona, la Segunda de la Trinidad Beatísima, que es increada y eterna, que se encarnó por obra del Espíritu Santo en el seno purísimo de María. Nace en la mayor indigencia, aclamado por ángeles del Cielo; padece hambre y sed; se cansa y tiene que recostarse en ocasiones sobre una piedra o sobre el brocal de un pozo; se queda dormido mientras navega con aquellos pescadores, ¡tan rendido se encuentra!; llora junto al sepulcro de su amigo Lázaro; tiene miedo y pavor a la muerte antes de padecer los ultrajes de la crucifixión.

Jesús es también Hombre perfecto. Y esta Humanidad Santísima de Jesús, igual a la nuestra en todo menos en el pecado, se nos ha hecho camino hacia el Padre. Él vive hoy –¿por qué buscáis al que vive entre los muertos?– y sigue siendo el mismo. «Iesus Christus heri, et hodie, ipse et in saecula (Hebr 13, 8). ¡Cuánto me gusta recordarlo!: Jesucristo, el mismo que fue ayer para los Apóstoles y las gentes que le buscaban, vive hoy para nosotros, y vivirá por los siglos. Somos los hombres los que a veces no alcanzamos a descubrir su rostro, perennemente actual, porque miramos con ojos cansados o turbios»; con una mirada poco penetrante porque nos falta amor.


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