Que vuestras oraciones sean coloquios espirituales de amor buscando siempre contentar al amado, trayendo el regalo del arrepentimiento y de la pureza del corazón. Bajad a vuestro corazón y purificadlo con el incienso del perdón, clamando al cielo misericordia de vuestros pecados y perfumándolo con la fragancia exquisita de la confesión. Vivid en la luz, para que seáis estrellas multidimensionales en la tierra, presentándome vuestra historia personal y la de vuestros hermanos, para Yo proveerlos en el amor que trasciende todos los espacios de vuestra alma y así plenificaros de mi paz, paz que supura de mi Divino Corazón; venid y bebedla para calmaros en vuestra desolación.
Acercaos a Mí con infinita confianza, convencidos que os escucho y os ayudo en vuestras dificultades que son mis dificultades cuando os entregáis sin reservas al Amor.
“Pedid y se os dará, buscad y hallaréis” consigna que debéis practicar en vuestra cotidianidad, porque aún en los momentos más borrascosos de vuestras vidas Yo estoy ahí, esperando escuchar el eco de vuestra voz para ir pronto a vendar vuestras heridas y sanarlas con el bálsamo de mi perdón.
Orad meditando en mi Palabra, Palabra que os ha sido dada para ser vivida, reflexionada y ser guardada en el corazón, conservándola como una joya de gran valor; cada vez que vosotros abráis el libro Santo y allí donde fijéis vuestra mirada, Yo os hablo pero, pedid la luz del Espíritu Santo y discernid desde su luz el mensaje que os transmito.
Unid vuestra oración a la oración universal del Oficio Divino haciendo de él alimento diario para vuestro espíritu; familiarizaos con él hasta convertirlo en el compañero inseparable de vuestro caminar oracional. Orad lentamente y desde el corazón, el Santo Rosario meditando en sus misterios, que no os sorprenda la oscuridad de la noche sin obsequiar a la maestra espiritual de vuestras vidas, un ramillete de rosas de vivos colores. Engalanad a la doncella celestial ofreciéndole rosas espirituales que se os abrirán en vuestros corazones emperfumados de exquisitos aromas.
Recibid mi Cuerpo y mi Divina Sangre diariamente y cuando vuestros deberes no os lo permitan, haced muchas comuniones espirituales para ir llenando el copón de plata que en el día y la hora señalada por el cielo, vuestro Santo Ángel de la guarda me presentará como una ofrenda de vuestro amor.
Orad también con la Alabanza del cielo diciendo:
Santo, Santo, Santo es el Señor Dios de los Ejércitos, llenos están los cielos y la tierra de la majestad de vuestra gloria. Repetid jaculatorias que unan vuestro corazón a mi Divino Corazón.