Los seis mensajes de Satanás




Diario del Exorcista #156: Los seis mensajes de Satanás

Al discernir si alguien tiene un problema demoníaco o no, suelo preguntar qué "mensajes" está escuchando en su cabeza.  A lo largo de los años, he escuchado a los poseídos y oprimidos por el demonio relatar consistentemente seis mensajes básicos.  Satanás susurra (¡o grita!) esto en la cabeza de las personas sin descanso:

Eres una persona terrible.

No hay esperanza para ti.

A Dios no le importas.

Eres mío.  Nunca te dejaré.

Vas a ir al infierno.

Deberías suicidarte.


Hay un poco de este negativismo mental en todos nosotros, los que estamos manchados por el Pecado Original.  Pero cuando Satanás lo hace directamente, el mensaje es fuerte, consistente e implacable.  Personalmente creo que no pocas personas se quitan la vida después de haber sido desgastadas con años de esta batalla mental. 

¿Qué hacer?  Recomiendo que la gente se enfrente a esto tanto en el plano natural como en el sobrenatural....  

En el plano natural, Satanás se introduce en la psique de las personas a través de sus debilidades y pecados humanos.  En este caso, cuanto más dañada esté nuestra psique, más fuerte será esta autoconversación negativa en nuestra cabeza.  Satanás explotará esta debilidad.

Por lo tanto, debemos emplear los remedios humanos normales para esa negatividad mental.  Por ejemplo, una variedad de intervenciones cognitivo-conductuales pueden ser una ayuda.  Hay una plétora de ellas en línea.  El asesoramiento por parte de un profesional con licencia, que apoye la fe, podría aportar algo de curación a las raíces.  Para los casos más graves, pueden estar indicados los medicamentos para el pensamiento obsesivo-compulsivo.

En última instancia, el antídoto final contra el mensaje de Satanás es la Buena Nueva de Jesús.  Esta batalla sobrenatural sólo puede resolverse finalmente en el plano sobrenatural.  Una vez que sabemos profundamente en nuestros corazones que Dios nos ama personalmente, y que somos salvados por la sangre del Cordero, entonces nuestras mentes pueden estar plenamente en paz.  

No hay otro remedio final para las malas noticias de Satanás que las buenas noticias de Jesús.