¿Ha hecho Bergoglio una ofrenda a Satanás?


En el Infierno no reirán

María Ferraz

Como escribe C. M. Viganò a continuación, no ha habido desmentido por parte del Vaticano a la aprobación de Bergoglio a la comunión sacrílega del Pte de EEUU, un hombre conocido por su ideología ultra radical en todos los aspectos, que proclama una ley antitética a la Ley de Dios y no teme castigar a los disidentes. 

Añado que el "ejemplo" de Biden llevará a muchos a comulgar también en pecado mortal ya que si a un abortista pro LGBT que vive en adulterio, el `Papa´ le permite comulgar, entonces todo el mundo puede hacerlo, por mucho que algún buen cura contradiga semejante barbaridad. Del mismo modo desautoriza a los obispos en general y a los estadounidenses en particular respecto al canon que defiende a Jesús eucarístico de las malas disposiciones del comulgante. Terrible. Sin embargo, Bergoglio jamás afirmará tal cosa abiertamente porque su hipocresía malvada le impide enfrentarse con los católicos que aún creen en él, ya que gracias a ellos puede continuar con su obra demoledora..

Es una ofrenda que Bergoglio le hace al demonio en las vísperas del día de su fiesta, el 31 de octubre, un sacrilegio menos sangriento que los rituales de los satanistas, pero con repercusión en millones de almas que ofenderán a Dios empujados por el usurpador de la Sede Petrina. 

-La visita de Joe Biden al Vaticano. Por el arzobispo Carlo Maria Viganò

Con motivo de su visita al Vaticano el 29 de octubre, las agencias de prensa informaron que Joe Biden había hablado sobre el contenido del encuentro, y que Francisco lo había calificado de "buen católico", invitándolo a "seguir comulgando". Resulta desconcertante que, hasta la fecha, no haya salido ningún comentario aclaratorio de la Oficina de Prensa del Vaticano. Esto sugiere que las palabras de Joe Biden son ciertas, y que Bergoglio efectivamente las dijo.


Incluso si las declaraciones de Biden se corresponden perfectamente con los exabruptos inapropiados de Jorge Mario Bergoglio -que llamó "gran italiana" a [Emma Bonino] una notoria abortista radical-, está claro que tales declaraciones son un escándalo sin precedentes, porque no condenan las posiciones de una figura política a favor del aborto. Desmienten la posición invariable del Magisterio de la Iglesia y suenan como una descarada invitación a cometer sacrilegio y a profanar la Santísima Eucaristía recibiéndola en estado de pecado público y manifiesto.


Todo católico sabe el horrendo crimen que supone matar a una criatura indefensa en el seno materno. Todo el mundo conoce el grave escándalo que ha dado a los fieles no sólo Joe Biden como abortista convencido, sino el propio Bergoglio, reconocido como Pastor Supremo de la Iglesia. Su acción destructiva no conoce descanso, mientras los cardenales y obispos, atónitos, guardan silencio. Las rarísimas excepciones de pastores que se preocupan verdaderamente por las almas que se les confían -un ejemplo es el eminente cardenal Burke- son vistas con hostilidad por la mayoría de sus hermanos y por el Vaticano, en una subversión inquietante de la misión de la Iglesia de Cristo, que hoy se reduce al cambio climático, al capitalismo inclusivo y a la vacunación masiva.

Recientemente, Bergoglio ha sido reconocido como "líder moral" por el Consejo para el Capitalismo Inclusivo presidido por Lynn Forester de Rotschild y ha nombrado miembro de la Academia Pontificia de Ciencias Sociales al economista Jeffrey David Sachs, presidente de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de la ONU, defensor de la reducción de la población mundial y de la lucha contra el cambio climático. Esta medida es ajena a la misión del Papado y debería llevar a los Prelados de la Iglesia a cuestionar seriamente su idoneidad mental y moral para el cargo que ocupa.

Exhorto a los fieles a que, en la fiesta instituida por Pío XI en honor del Reinado Social de Nuestro Señor Jesucristo, recen a la Divina Majestad para que la Iglesia de Cristo sea la primera sociedad, entre las afligidas por la crisis actual, en la que vuelva a reinar Jesucristo, ahora sustituido por los ídolos de la ideología globalista.


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