Abandonaos en Mí



Hijos Míos, a un bebé nunca lo deja su mamá porque sabe que sin ella estaría extraviado. Un bebé siempre hace y se somete a lo que su mamá quiere, porque sin ella, el bebé no podría subsistir en condiciones. Yo, Jesús, os hablo.


Así pasa con el alma, Yo la cuido y le doy todo lo necesario para su crecimiento y para que se haga fuerte y equilibrada ante los vaivenes de la vida, pero el alma cuando Me deja, le pasa lo que a un bebé, que su existencia ya no es en condiciones, porque su alma está muerta por el pecado y la falta de gracia, Yo, Jesús, os hablo.


Yo Soy Padre amoroso de todas las almas y a todas las amo sin límites, ni condiciones, os pido que no pequéis porque el pecado es muerte para vosotros y puede ser muerte eterna. ¿Acaso no le decís vosotros a vuestros pequeños que no toquen el fuego, que no toquen los enchufes porque sabéis que son dañinos para ellos? Pues así hago Yo con el alma. No os pido cosas que no podais darme, os pido que evitéis el pecado que es mal para vosotros y, os debilita para practicar las virtudes y para acercaros a Mí. Yo, Jesús, os hablo.


Hijos Míos abandonaos en Mi Divino Corazón como un bebé se abandona en su madre y, acepta todo lo que ella decide para su salud y crecimiento. Aceptad también vosotros Mis decisiones, lo que Mi providencia os depara para que crezcáis en méritos, en virtudes, en gracia, porque hijos, yo quiero presentaros ante Mi Padre Eterno con el máximo posible de méritos, y cuando perdéis unos méritos os doy la oportunidad de crecer con otros que os envío a través de pruebas, tribulaciones, circunstancias, que si las superáis sin exasperaos, llegareis a alcanzar un alto grado de gloria. Yo, Jesús, os hablo.


No os he creado para haceros daño, vosotros cuando decidís tener hijos no los tenéis para torturarlos o para esclavizarlos, los tenéis para amarlos y darle toda clase de bienes, así Soy Yo, hijos Míos, pero en grado infinito, porque mi amor es tal que no se puede comparar bajo ningún concepto con el vuestro, sería como comparar la gota de agua con el océano. Yo, Jesús, os hablo. Yo, Jesús, os espero, os llamo, os reclamo. Mi amor para todo aquel que crea en Mí


yo, jesús, os hablo

miradme, hijos míos, miradme crucificado. ved lo que parezco, ved si veis en mí a un hombre o a un ser que no se puede ni reconocer. miradme, hijos míos, miradme crucificado. soy jesús, vuestro señor y vuestro redentor. pocos me dais las gracias por haberos abierto las puertas del cielo. ¡con cuanto amor os redimí! ¡con cuanto amor! mi madre unió su amor al mío y ambos os redimimos con inmenso amor, ella unida a mí y mi divinidad.