Mañana es Primer Sábado de Mes


 

Origen de la devoción del primer sábado del mes

Fue precisamente Nuestra Señora quien, a través del Mensaje de Fátima, anunció que vendría a pedir la Comunión reparadora de los primeros sábados de mes, por ser el sábado el día en que tradicionalmente se honraba a la Santísima Virgen desde siglos atrás. Hubo que esperar al día 10 de diciembre de 1925, para que se cumpliera aquel anuncio, teniendo ello lugar en el monasterio de Santa Dorotea, en Tuy (Pontevedra),  donde se encontraba Sor Lucía, quien junto a sus primos Francisco y Jacinta, había tenido la dicha de ser testigo de las visiones marianas en Fátima. Fue así como la Santísima Virgen le pidió la institución de la devoción de los cinco Primeros Sábados de mes como modo de reparar las ofensas contra su Inmaculado Corazón.

¿En que consiste esta devoción?

Atendiendo el pedido de Nuestra Señora, sus fieles devotos podemos consolarla cumpliendo durante cinco primeros sábados de mes consecutivos los siguientes requisitos:

  • Confesión.
  • Asistir a la Santa Misa, recibiendo la Sagrada Comunión con intención de reparar las ofensas contra el Inmaculado Corazón de María.
  • Rezo del Santo Rosario.
  • Meditar al menos uno de los Misterios del Santo Rosario durante quince minutos.

¿Por qué cinco sábados?

Ello obedece a los cinco tipos de blasfemias con las que se ofende a Nuestra Señora, y que Ella misma reveló a Sor Lucía:

  1. Blasfemias contra su Inmaculado Corazón.
  2. Blasfemias contra su  virginidad.
  3. Blasfemias contra  Ella en cuanto Madre de Dios y  Madre de toda la humanidad.
  4. Blasfemias de aquellos que públicamente infunden en los niños la indiferencia, el desprecio e incluso el odio a la Santísima Virgen.
  5. Blasfemias de quienes ultrajan sus sagradas imágenes.

Promesas vinculadas a esta devoción

Nuestra Señora no sólo expresó los requisitos de esta devoción sino que realizó una significativa promesa:

“Mira, hija mía, mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que, durante cinco meses, en el Primer Sábado de mes se confiesen, reciban la Sagrada Comunión, recen el Rosario y me hagan quince minutos de compañía, meditando en los quince misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, Yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de las almas”.

A todos los que pongan en práctica esta devoción con fe, Nuestra Señora les promete gracias especiales en el momento de su muerte, asegurando la salvación de sus almas. ¡Qué regalo tan maravilloso nos brinda la Madre de Dios!


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