bergoglio: la guerra en casa pero no en Ucrania


Desde que llegó bergoglio -el-que-no-se-arrodilla-nunca-ante-el-Santísimo y afrenta a la Virgen siempre que puede- al poder, la Iglesia se ha escindido en dos, y los que viajan con él en su iglesia en salida hacia no se sabe donde, seguramente hacia el Infierno, desviados sin remedio de la doctrina de Cristo y el Magisterio de la Iglesia agonizan espiritualmente bajo las alas de un papa que no quiere ser papa más que para llevarse consigo y aniquilar a la Esposa de Cristo, raptar a sus fieles y plantarlos muy lejos del Paraíso.

Nuestra obligada penitencia nació con su panfleto Amoris L, continuó con sus sínodos, a cual más estrambótico cuando no insulso y perjudicial, la entronización del hereje Lutero y del ídolo pachamámico en la misma Sede petrina como símbolo de su desprecio por lo católico, las alianzas con religiones falsas y con líderes globalistas, unidos en una misma meta anticrística, y ha concluido con sus felicitaciones a ministerios `católicos´disidentes que se emplean en cuerpo y alma a cambiar la doctrina sexual católica, pues persiguen la aprobación de la Iglesia de los actos homosexuales.

bergoglio tiene que seguir aparentando ante el mundo que es un fraterno pacificador como modo de conservar cierta credibilidad ante los incautos e ignorantes. Y mientras se afirma que los médicos le han prohibido viajar a Florencia el día 27 para celebrar el inicio de la Cuaresma, puede desplazarse, sin embargo, a una embajada romana para regañar a los rusos. ¿Tendrá el mismo gesto ante la sede de Colombia, país que acaba de aprobar la matanza `legal´de los inocentes no nacidos?

Este personaje que fue designado para incendiar la Iglesia de Jesucristo y que se emplea día a día en atizar la guerra espiritual contra las almas del Señor, no tiene nada mejor que hacer que irse a librar batallitas sobre asuntos que incumben a naciones extranjeras. Sus `graves´ achaques sólo le impiden dar gloria a Dios. Ignora que está profetizada la destrucción de Roma por el fuego gracias a la abominación del clero vendido a Satanás, por la misma traición del papa usurpador. Pero, ¿desde cuando los enemigos de la Iglesia escuchan las profecías para enmendarse y evitar los castigos que afectarán a toda humanidad?


María Ferraz