Carta abierta a Francisco por Martha Alegría Reichmann*.
Roma, 4 de febrero de 2022
Papa Francisco:
Le saludo con gran tristeza y dolor hacia mi Iglesia por la noticia que escuché en las redes sociales donde se ve a un hombre gritando: "¡Esta no es la Iglesia de Dios! ¡No más máscaras en la Iglesia! Tú no eres un rey!" En respuesta a esta situación usted comentó: "Es un hermano en dificultades, debemos rezar por él".
En los comentarios de esa noticia, muchos escribieron: "Ese hombre dijo la verdad".
Me gustaría recordarle, Papa Francisco, que durante su visita a Chipre, un sacerdote ortodoxo también le gritó repetidamente: "¡Eres un hereje!"
El motivo de mi carta, Papa Francisco, es decirle que hay millones de católicos en el mundo que piensan como los que le gritaron a usted, y estamos cansados del cinismo en su respuesta porque estas personas están más sanas que nadie.
Saben, entre otras cosas, que usted ha firmado un acuerdo con otros líderes religiosos para construir una mezquita en Abu Dhabi, una iglesia católica y una sinagoga, con las que fundarán la nueva religión mundial que piensan llamar "La Casa de la Familia Abrahámica". Allí, en nuestra iglesia, no se puede colocar un crucifijo porque hay una ley que prohíbe la Cruz en el exterior de cualquier edificio en los Emiratos Árabes Unidos. Esto significa que con su firma, Papa Francisco, ha traicionado nada menos que a Nuestro Señor Jesucristo Crucificado, el símbolo sagrado de nuestro cristianismo.
Sabemos que la intención última es destruir nuestra Iglesia con todos sus principios y permitir la inmoralidad. Ya se escuchan voces como "Una Iglesia gay friendly" donde se puedan celebrar matrimonios del mismo sexo.
Los que han puesto el grito en el cielo tienen toda la razón porque ya sabemos que ustedes están sirviendo a los intereses del diablo con las innumerables acciones y abusos que han cometido hasta el punto de tener a nuestra Iglesia partida en dos y a sus miembros peleando entre sí. Eso no es construir con amor. Eso es destruir con el mal. Ustedes han llegado a adorar a la Pachamama dentro del Vaticano.
Me resulta difícil mencionar en esta carta todos los actos de herejía que usted ha cometido, Papa Francisco. Conocemos también el documento que personalidades eminentes de renombre mundial le han enviado demostrando sus herejías y pidiendo su dimisión.
Conocemos las cosas horribles que usted hizo en Argentina, especialmente con sus amigos sacerdotes los Padres Orlando Yorio y Francisco Jalics, y sabemos que esta es la razón por la que no se atreve a regresar a su país de origen. Sabemos lo que está haciendo ahora con los sacerdotes leales a Cristo.
En las redes sociales hay cientos de personas que le gritan, Papa Francisco, y todos son buenos católicos. Están indignados, incluidos los sacerdotes cuyos canales han sido censurados por los obispos que siguen su línea (de usted). Sin embargo, cada día salen más documentales del Vaticano, dándole publicidad. Un buen Papa no necesita publicidad.
Es evidente que intenta sustituir el bien por el mal, Papa Francisco, pero no somos tontos, hemos abierto los ojos, y los verdaderos cristianos que aman y defienden a Cristo saben que la Iglesia prevalecerá.
Rezo por usted, Papa Francisco, para que haga un examen de conciencia y se dé cuenta de todo el mal que ha hecho y está haciendo. Intenta engañarnos con sus frases mientras hace lo contrario de lo que dice.
Por ejemplo: usted emitió sanciones canónicas para los prelados que cometen delitos de abuso, pero en la práctica no sólo los protege, sino que incluso los promueve: [Gustavo] Zanchetta, [Theodore] McCarrick, [Robert] Bezak y una larga lista de otros.
Le conozco muy bien, Papa Francisco, porque un día, mientras se persignaba, me mintió y acabó traicionándome.
Parece que sigue la misma línea de su asesor más cercano, el cardenal Oscar Andrés Rodríguez Maradiaga, que tiene la costumbre de atacar con insultos a quienes le cuestionan, ante la imposibilidad de poder defenderse con dignidad y rectitud, con pruebas y con la verdad.
Saludos para usted de una cristiana que ante todo, ama a Jesucristo.
*La autora es el viuda de un ex embajador de Honduras ante la Santa Sede durante 22 años y autora del libro "Traiciones Sagradas".