Una oportunidad de Gracia para nuestra conversión



Los dos tiempos fuertes de nuestra fe son el Adviento que culmina en la Navidad, luego la Cuaresma que culmina en la Semana Santa y el pináculo que es la celebración de la Pascua -la Resurrección de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

1. TEMPORADA DE GRACIA PARA NUESTRA CONVERSIÓN. Cada año Dios, a través de su Iglesia, su Cuerpo Místico, nos ofrece una temporada especial de gracia para la conversión. Nuestra conversión debe ser para renunciar al pecado e imitar al Señor Jesucristo.

2. MIÉRCOLES DE CENIZA. La Cuaresma comienza con el MIÉRCOLES DE CENIZA. La ceniza simboliza nuestra mortalidad, que un día moriremos y pasaremos del tiempo a la eternidad y nos encontraremos con nuestro Juicio. «Recuerda que eres polvo y al polvo volverás». (Gen. 3: 19)

3. AYUNO. Los que han llegado a los 18 años hasta los 59 están obligados a ayunar el Miércoles de Ceniza, así como el Viernes Santo. Privamos a nuestro cuerpo de alimentos para poder elevar nuestra mente y nuestra alma a Dios.

4. PRIMER DOMINGO DE CUARESMA: JESÚS EN EL DESIERTO. En el primer domingo de Cuaresma contemplamos a Jesús en el desierto, donde oró y ayunó durante cuarenta días, y fue tentado por el diablo. Para que podamos vencer al demonio, a la carne y al mundo debemos imitar a 

Jesús. ¡Debemos tanto ayunar como rezar!

5. CUARENTA DÍAS. Nuestro viaje de Cuaresma dura cuarenta días, sin incluir los domingos de Cuaresma.  Cuarenta es un número bíblico clave. Los judíos pasaron 40 años en el desierto antes de llegar a la Tierra Prometida. Jonás predicó que Nínive sería destruida en cuarenta días si no había conversión. Jesús pasó cuarenta días en el desierto rezando y ayunando.

6. CAMBIOS LITÚRGICOS. Hay algunos cambios litúrgicos durante el tiempo de Cuaresma:  Se suprimen el Aleluya y el Gloria. Se retiran las flores de la Iglesia. El sacerdote se reviste de púrpura, ¡un color penitencial!

7. CONVERSIÓN DEL CORAZÓN. Como ya se ha dicho, la Cuaresma es un tiempo serio de esfuerzo por la conversión de nuestras vidas. Al imponer la ceniza, el ministro también puede decir las primeras palabras de Jesús en su ministerio de predicación: «Arrepiéntanse (conviértanse) y crean en el Evangelio».  (Mc. 1: 15) ¡Jesús nos ofrece tres caminos para llegar a esta conversión de vida! Son los siguientes.

8. ORACIÓN. Al orar subimos a Dios y Él baja a nosotros, para ayudarnos a rechazar el pecado y practicar la virtud. Todas las conversiones verdaderas son, en última instancia, fruto de la oración: la propia oración personal o la oración de los demás, y normalmente ambas.

9. MISA Y ORACIÓN. La mayor oración del universo es, con mucho, el Santo Sacrificio de la Misa. Si es posible, la Cuaresma es un momento muy propicio para asistir al Santo Sacrificio de la Misa con la frecuencia que nuestro tiempo y horario nos permitan.

10. PENITENCIA (AYUNO). Jesús afirmó: «Algunos demonios sólo se expulsan con la oración y el ayuno». (Mt. 17: 28) Todos deberíamos elegir alguna forma de ayuno con la ayuda de un buen Director Espiritual.

11. CONFESIÓN Y CONVERSIÓN. Uno de los medios más eficaces para alcanzar la verdadera conversión del corazón es preparar nuestro corazón, nuestra mente y nuestra alma para hacer una buena Confesión Sacramental al sacerdote, y dejar que la Preciosa Sangre de Jesús nos lave.

12. LA DIVISIÓN DE LA MISMA. La práctica de la limosna no debe limitarse a dar simplemente a un mendigo algo de dinero, comida o ropa. Más bien, la limosna puede interpretarse en el modo en que tratamos a las personas en general. Especialmente debemos expresar amabilidad, compasión, cortesía, paciencia y un auténtico espíritu de sacrificio con los que están en nuestra propia casa. «¡La caridad empieza en casa!»

13. EL CAMINO DE LA CRUZ. Una práctica muy saludable para emprender en Cuaresma es hacer el Vía Crucis. Al contemplar estas catorce estaciones o escenas de la Vida de Jesús -el punto culminante de su Pasión-, reconocemos cuánto sufrió Jesús por nosotros 

y nos ama. De hecho, cada uno de nosotros puede decir sinceramente que Jesús sufrió todo esto por mí.

14. CUARTO DOMINGO DE CUARESMA: EL COLOR ROSA Dos veces en el calendario de la Iglesia el sacerdote puede usar el color rosa en la celebración de la Misa: el tercer domingo de Adviento y el cuarto domingo de Cuaresma. ¿Por qué? Este color simboliza la ALEGRÍA. El hecho de que Jesús naciera por nosotros y que sufriera, muriera y resucitara por nosotros en una fuente de alegría infinita. Al permitir las vestimentas rosas en el transcurso de estos dos tiempos penitenciales, ¡la Iglesia está anticipando esta Alegría!

15. COMIENZA LA SEMANA SANTA La Iglesia entra en la semana solemne y más importante del año con la Semana Santa. El Domingo de Ramos inicia la Semana Santa. Recordamos cuando Jesús entró en la Ciudad de Jerusalén montado en un asno, y la gente lo aclamó: «Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor». (Mt. 21, 9) En medio de estos gritos de júbilo, agitaban las ramas de las palmas.

16. LA LITURGIA DEL DOMINGO DE RAMOS. El sacerdote lleva el color rojo, por la Preciosa Sangre de Jesús. La lectura del Evangelio es el relato de la Pasión de Jesús.

17. EL TRIDUO PASCUAL. El Triduo Pascual, corazón de la celebración de la Semana Santa, consta de tres días y culmina con la Pascua. Estos tres días son los siguientes:  Jueves Santo, Viernes Santo y Sábado Santo. ¡Estos días son de la mayor importancia!

18. JUEVES SANTO. En este día solemne, sólo se celebra una misa: la misa de la Cena del Señor, celebrada por la tarde. Este día recuerda dos de los mayores dones que Jesús concedió a la Iglesia: La institución de la Santísima Eucaristía y la institución del Orden o del Sacerdocio. Este día debe llamarnos especialmente a renovar nuestra fe, devoción y amor a la Eucaristía y a rezar por los sacerdotes y por más santas vocaciones sacerdotales.

19. VIERNES SANTO. En este día estamos bajo la cruz con nuestra Madre Dolorosa, María Santísima, y con sus ojos llorosos y su Corazón traspasado contemplamos a Jesús, que sufre tres largas horas en la cruz, derramando hasta la última gota de su preciosa sangre por nuestra salvación eterna. Si fueras la única persona en el mundo, Jesús habría sufrido su atroz agonía por amor a ti y por la salvación de tu alma inmortal. ¡Jesús colgado en la cruz es la más poderosa contemplación del Amor en el universo!

20. SÁBADO SANTO: EL SILENCIO Y LA CONTEMPLACIÓN DE NUESTRA SEÑORA DE LOS DOLORES. Este día Jesús descansa en el sepulcro durante todo el día. El tema de este día es acompañar a la Virgen de los Dolores en el silencio. Unidos a María, revivimos la Pasión Dolorosa de Jesús. Toda su agonía está todavía fresca en la mente y en la memoria, en los ojos y en el Corazón de María. Ella revive la Pasión de Jesús ese día. Estamos invitados a pasar el día al lado de María y a consolarla, y ella también nos consuela en nuestro revivir doloroso de los sufrimientos de su Hijo y nuestro Señor y Salvador Jesucristo.

21. MISA DE VIGILIA DE PASCUA: ¡REALMENTE JESÚS HA RESUCITADO DE ENTRE LOS MUERTOS! Esta misma noche, con la misa más gloriosa del año, la misa de la Vigilia Pascual, la Iglesia y el mundo entero celebran el acontecimiento más glorioso de la historia de la humanidad.   ¡Jesucristo ha resucitado realmente de entre los muertos! ¡Aleluya! ¡Ha vuelto de entre los muertos en su Cuerpo resucitado y nunca más morirá!

22. LA BELLEZA DE LA MISA DE VIGILIA En esta misa, los catecúmenos recibirán los tres sacramentos de la iniciación: el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía. El Aleluya irrumpe para alabar a Dios. El Gloria se canta en unión con los ángeles. A continuación, hay una larga serie de bellas lecturas bíblicas que resumen la historia de la salvación. Tras la Liturgia de la Palabra, entramos en la Liturgia de la Eucaristía. Al recibir la Sagrada Comunión, resucitamos con Cristo a una nueva vida.

23. EL DÍA DE PASCUA Y EL TIEMPO DE PASCUA La Pascua, al ser una solemnidad tan gloriosa, no puede celebrarse en un solo día, sino que se celebra durante ocho días. La Resurrección de Jesús da sentido a toda la vida humana. Después de las pruebas, las luchas, los dolores y las penas de esta vida, si perseveramos en la gracia hasta el final, participaremos de los frutos de la Pascua: resucitaremos con el Señor Resucitado y alcanzaremos el objetivo de nuestra vida: el Cielo.

24. DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA. ¡Las gracias abundan! El domingo siguiente a la Pascua, la Iglesia celebra el DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA. Los que se han confesado y participan en la Misa y reciben la Santa Comunión con amor ardiente en este día, reciben la promesa de la Divina Misericordia: el perdón de nuestros pecados y la remisión total de los mismos. Esto se puede comparar con un segundo bautismo; nuestra alma se vuelve blanca como la nieve. Si muriéramos en ese momento, ¡entrada inmediata al cielo!

25. TEMPORADA DE PASCUA. El Tiempo Pascual dura cincuenta días y concluye con la Solemnidad de Pentecostés: la venida del Espíritu Santo y el nacimiento de la Iglesia católica. Durante todo este tiempo, en la Santa Misa se leen los Hechos de los Apóstoles, también conocidos como el Evangelio del Espíritu Santo.

Elevemos nuestros ojos a María, que estuvo bajo la cruz uniendo sus sufrimientos a los de Jesús por la salvación del mundo. Alegrémonos también con María, y con júbilo desbordante y exultante, porque el Señor Jesús crucificado ha resucitado verdaderamente de entre los muertos, para no volver a morir. «Reina del cielo alégrate, aleluya, porque el Señor ha resucitado verdaderamente de entre los muertos».