Continúa la esquizofrenia de bergoglio



Me permito darles a conocer un hecho al que no se le ha dado mucha visibilidad por razones que ustedes pueden imaginar fácilmente. Se trata del asunto del Sr. Eugenio Hasler, que sirvió en el Estado de la Ciudad del Vaticano durante unos 12 años, y que nació y creció allí como hijo de un oficial retirado de la Guardia Suiza, pero que continúa en fiel servicio voluntario con el cuerpo militar más pequeño del mundo.

En 2017, fue despedido in situ en persona por el Papa Francisco sin ninguna explicación ni formalización. Ocupaba un puesto de oficinista dentro de la Gobernación del Vaticano, y sin previo aviso, de un día para otro, fue despedido verbalmente. No hay sindicatos [en el Vaticano], y no hay posibilidad de apelar "contra" una decisión de un Papa.

Conocí personalmente al Sr. Hasler cuando trabajaba y tomaba medidas en un asunto que me preocupaba personalmente. Fui personalmente testigo de la dedicación de la profesionalidad de este hombre que, con sólo 35 años, se vio prácticamente arruinado porque algunos periódicos cercanos al Vaticano escribieron sobre el asunto de forma obviamente negativa, sin profundizar en lo que había ocurrido.

Desde el día en que me enteré de este asunto, he escrito cartas al Papa casi mensualmente, con la petición de que escuchara a su antiguo colaborador y empleado y le diera la posibilidad de posicionarse ante lo que parecen ser, en su mayoría, pretextos para deshacerse de una persona incómoda sin acusaciones fundadas. El Sr. Hasler ha pedido repetidamente poder recibir un juicio o, al menos, poder conocer las verdaderas "acusaciones" en las que se basa esta acción sin precedentes de un Papa. Pero ni él ni yo -incluso después de las docenas de cartas enviadas por mí y probablemente por muchos otros de sus amigos y conocidos- hemos obtenido nunca respuesta alguna. En cambio, siempre puertas cerradas y muros de silencio.

Hay muchas acciones que el Papa critica públicamente, como los chismes, las luchas de poder, la denuncia al jefe de personal, la necesidad de perdonar, etc. - Todos estos temas me han tocado profundamente y demuestran una disparidad entre las palabras y las acciones de este Papa. El Papa define estas cosas como poder destructivo y las condena.

Como he dicho, nunca he recibido respuesta a las decenas de cartas que he enviado.

Luego tuve la oportunidad de escuchar la entrevista del papa en el programa [late night talk show] "Che tempo che fa" de la televisión pública italiana hace unas semanas.

Mi primer impulso al escuchar las palabras del Papa (que sin embargo no son nuevas sino que se han repetido a menudo durante los años de su pontificado) fue coger papel y bolígrafo y escribirle otra carta para poner de manifiesto las contradicciones [entre sus palabras y sus actos]. La opinión pública conoce y aprecia las palabras y condenas que el Papa expresa a menudo, pero ahora conoce hechos como estos que demuestran una flagrante y grave contradicción.

Y después de esta última entrevista decidí enviarle una carta, porque espero que se pueda hacer pública o al menos se pueda tomar conciencia de este caso que creo que es realmente injusto y que debería salir a la luz al menos en aras de la equidad. Hay un dicho en italiano (soy italiano de nacimiento aunque vivo y ejerzo la medicina en Alemania): "Practica lo que predicas". Se aplica en este caso, y lamento de verdad que parezca que es la máxima figura de la religión católica quien lo hace, pero parece que es así.

Siempre he pensado en los últimos años que no hay que recurrir siempre a los medios públicos de crítica (mucha gente sólo quiere ver lo positivo cuando se trata de la Iglesia), mientras que otros, en cambio, pretenden ser mayoritariamente independientes o, en todo caso, mantener una mirada crítica hacia la Iglesia -tanto entre los que creen como entre los que no creen-, que no siempre ha actuado ni está actuando de forma transparente y directa.

Por esta razón, siempre he escrito al Papa en privado sin acudir a la prensa, pero ahora, después de muchos años sin respuesta a mis cartas y oraciones, he decidido adelantarme y presentar algo para uno de sus análisis. Si lo considera correcto, puede publicar lo que le envío.

Si tiene alguna pregunta, estoy por supuesto a su disposición. Nunca he tenido miedo a las represalias y siempre he puesto mi firma y mis datos de contacto en mis cartas, y así lo hago también en este caso, aunque hubiera preferido encontrar un oído abierto por parte de la Iglesia en lugar de un silencio ensordecedor que prácticamente me ha obligado a recurrir a la opinión pública...


Saludos cordiales,


Dra. Orietta Cano- Especialista en Medicina General - Médico Psicoterapeuta


trad por religionlavozlibre de Marco Tosatti