El abogado Reiner Füllmich entrevista a Mons Viganò

“COMISIÓN DE INVESTIGACIÓN SOBRE EL CORONAVIRUS”

Primera parte – 27 de mayo de 2022

https://odysee.com/@Corona-Investigative-Committee:5/s106en:a

 

Su excelencia, muchas personas le conocen y aprecian mucho por haber sido un hombre sincero en un ambiente a menudo poco sincero, incluso durante su servicio en el Vaticano. Usted ha servido como diplomático de alto nivel, concretamente como Nuncio del Vaticano en Estados Unidos, representando al Papa ante las iglesias locales en Estados Unidos.

Es un gran honor y un placer para nosotros hablar hoy con usted. Pero antes de entrar en materia y preguntarle por su valoración de la situación política mundial, especialmente en lo que se refiere a la llamada crisis del Coronavirus, cuéntenos un poco de su historia personal para que los espectadores que aún no le conocen se den cuenta de quién es usted.

Antes que nada, quisiera expresarle a usted, abogado Reiner Füllmich, y a todos sus colaboradores y colegas, mi más cordial saludo y mi agradecimiento por haber concebido la idea de la Comisión Coronavirus. Vuestra investigación en pro de la verdad sobre la gestión de la emergencia del Covid-19 y la experimentación masiva contribuye en gran medida a la recopilación de pruebas para llevar ante la justicia y castigar a los responsables. Esto constituye una contribución importante con vistas a la creación de una Alianza Antiglobalista, porque los autores de la farsa de la pandemia son los mismos que hoy quisieran empujar al mundo hacia una guerra total y a una crisis energética permanente. En cuanto a mi “carrera”, no creo que haya mucho que decir: soy un arzobispo católico que ha desempeñado diversas funciones de responsabilidad en el Vaticano, tanto en la Secretaría de Estado de la Santa Sede como en la Gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano, y como nuncio apostólico, en Nigeria, y finalmente en Estados Unidos según la voluntad de Benedicto XVI. Mi notoriedad -que no es en absoluto deseada- es el resultado de mi postura en relación con el escándalo sexual del ex cardenal estadounidense Theodore McCarrick y otros casos no menos graves que implican a altos miembros de la Jerarquía. Como Sucesor de los Apóstoles, no podía callar ante los intentos de encubrir esos hechos vergonzosos por parte de la llamada mafia lavanda, que goza del apoyo y la protección de Bergoglio.

 

2. Usted tiene un currículum impresionante, pero si se busca su nombre en los principales medios de comunicación antiguos, se encuentran artículos difamatorios que le acusan, entre otras cosas, de difundir propaganda del Kremlin y de hacer declaraciones confusas. Si lo examinamos más de cerca, no nos parece que sea así en absoluto, sino todo lo contrario; más bien, usted sigue siendo fiel a su reputación de hombre sincero incluso en ambientes poco sinceros, aunque sea perjudicial para usted. ¿Dónde identifica usted la “cesura” o “ruptura” en su currículum, donde esta virtud fue reinterpretada por los viejos medios de comunicación como un defecto? ¿Qué línea roja cruzó usted, en qué tema su franqueza se convirtió en un peligro para la narrativa pública? 

Las falsas acusaciones son uno de los medios utilizados por quienes quieren eliminar a un adversario al que temen y con el que no pueden luchar limpiamente. En este caso, soy considerado inconveniente tanto por los exponentes de la Iglesia profunda como por la cábala bergogliana, cuyos escándalos y encubrimientos he denunciado desde la época del caso McCarrick. Y soy igualmente incómodo para el Estado profundo, que ha podido contar con la complicidad de la Santa Sede, así como de la casi totalidad del Episcopado mundial en los acontecimientos de los últimos años. La voz disonante de un obispo, sobre todo cuando formula quejas razonadas basadas en hechos irrefutables, corre el riesgo de cuestionar la narrativa oficial, tanto sobre la supuesta renovación de la Iglesia bajo este “pontificado” como sobre la farsa de la pandemia y la “vacunación” masiva. Incluso la reciente crisis ruso-ucraniana encuentra significativamente a la élite globalista, a la OTAN, al Estado profundo estadounidense, a la Unión Europea, al Foro Económico Mundial, a toda la maquinaria mediática y al Vaticano alineados en el mismo bando. La intervención de Putin en Ucrania es considerada una amenaza para el Nuevo Orden Mundial que debe ser neutralizada incluso a costa de un conflicto global.

Ahora bien, si debo identificar un “punto de ruptura” en el frente eclesial, éste coincidió definitivamente con mi denuncia de la red de complicidades y los escándalos de clérigos y prelados corruptos que Bergoglio ha tratado de encubrir deliberada y obstinadamente. En el frente civil, me parece que la línea roja se cruzó con mi Llamamiento por la Iglesia y el Mundo, lanzado hace dos años, en mayo de 2020, por el que denuncié la amenaza que representaba el golpe silencioso llevado a cabo mediante la emergencia sanitaria. La emergencia energética y alimentaria, además de la emergencia bélica, siempre forman parte de los inquietantes “escenarios” que el Foro Económico Mundial y las Naciones Unidas han descrito en forma detallada y con mucha antelación. Un día no muy lejano, cuando un tribunal juzgue a estos criminales y a sus cómplices en las instituciones de casi todas las naciones occidentales, estos documentos constituirán la prueba de la premeditación del mayor golpe de Estado de todos los tiempos. Y lo mismo ocurrirá con respecto a los asuntos eclesiales, demostrando que la deriva doctrinal y moral que se originó con el Concilio Vaticano II creó las premisas necesarias para la corrupción doctrinal y moral del clero y la simultánea deslegitimación de la autoridad de los Pastores. No olvidemos que los procesos revolucionarios siempre se han apoyado en los vicios y debilidades de sus representantes, tanto para destruir el Estado como para debilitar a la Iglesia.

 

3. Excelencia, la crisis del Coronavirus y las medidas adoptadas entran ahora en su tercer año; mientras tanto, se ha añadido a esto la guerra en el Este, y especialmente el belicismo político y mediático masivo. ¿Cómo evalúa usted esta evolución?

Aclaremos un punto fundamental: la crisis ucraniana fue provocada deliberadamente por el Estado profundo para obligar al mundo a llevar a cabo las reformas del Gran Reinicio, en particular la llamada “transición tecnológica” y el “cambio verde”. Es la segunda etapa del golpe tecnócrata globalista, después de la farsa de la pandemia.

La psico-pandemia marcó el primer nivel de un verdadero y auténtico ataque iniciado para tomar el control de los gobiernos. En realidad, hoy en día sólo intentan pasar por encima del poder político, que hasta ahora sólo servía como mero ejecutor de órdenes. Con el pretexto de la pandemia han impuesto sistemas de control detallado de la población, incluyendo sistemas de rastreo de ciudadanos individuales que han sido inoculados junto con el suero génico experimental.

Precisamente en los últimos días, en el Foro de Davos, el director general de Pfizer, Albert Bourla, dijo: “Imaginen un chip biológico que es incluido en una píldora, que cuando se trague vaya al estómago y emita una señal. […] Imaginen las aplicaciones, la posibilidad de hacer que la gente obedezca. […] Lo que está ocurriendo en este campo es fascinante” (aquí). Y Albert Bourla dice “lo que está ocurriendo” porque está hablando sobre tecnologías existentes, no de proyectos imaginarios. La presencia del grafeno y de los nano-circuitos autoensamblables es admitida ahora incluso por quienes hace un año llamaban “teóricos de la conspiración” a quienes daban la voz de alarma. Las poblaciones de las naciones que se adhieren a la Agenda 2030 están ahora en su mayoría “vacunadas”, o más bien han sido modificadas genéticamente y sus sistemas inmunológicos han quedado ahora comprometidos en forma irreversible. Y quizás -como denuncian ahora algunos abogados- se descubra que junto al suero génico se han inyectado chips que son capaces de controlar incluso las reacciones de las personas, interfiriendo en su comportamiento, y haciéndolas dóciles si hay disturbios, o violentas si es necesario tener un pretexto para intervenciones militares. Estamos mucho más allá de un golpe de Estado global: se trata del mayor, más sensacional y sin precedentes ataque a la persona humana, a la libertad, a la conciencia y a la voluntad del hombre.

Usted bien puede imaginar el riesgo que se deriva de dar a la OMS el control soberano sobre los sistemas sanitarios de las distintas naciones en caso de una pandemia de emergencia, cuando quienes deben decidir sobre las campañas de vacunación y los tratamientos, sobre las medidas de contención y los confinamientos, están financiados en su totalidad por las grandes empresas farmacéuticas y por la Fundación Bill & Melinda Gates, que teoriza sobre la pandemia perpetua y la vacuna de refuerzo perpetua. Incluso la resolución que se pensaba votar en la OMS -y que al menos por ahora se ha evitado- iba en la dirección del control total por parte de la sinarquía globalista. Por lo tanto, no debería sorprendernos que, en el lamentable intento de ocultar los efectos adversos del suero génico experimental, la OMS haga sonar ahora las alarmas sobre la supuesta viruela del mono, cuya sintomatología es curiosamente similar a algunos de los efectos secundarios de la “vacuna” de ARNm (aquí). Tanto la OMS como la Agencia Europea de Medicamentos(financiada en un 75% por la BigPharma) han mostrado estar en un claro conflicto de intereses y ser totalmente dependientes de la industria farmacéutica.

Respecto a la crisis ruso-ucraniana, lo que debería haber sido una operación de paz para poner fin a la persecución étnica de la minoría ruso-parlante en Ucrania por parte de los extremistas neonazis, se ha transformado deliberada y culpablemente en una guerra. Los reiterados llamamientos del presidente Putin a la comunidad internacional para que se respetara el Protocolo de Minsk han caído en saco roto.

¿Por qué? Por la sencilla razón de que era una excelente oportunidad.

En primer lugar, era una oportunidad para crear improvisadamente una crisis energética mundial con la que forzar la transición a fuentes de energía alternativas, junto con todo el negocio que esto representa. Sin una crisis, ¿cómo se podría imponer el aumento del precio del gas y la gasolina como instrumento para obligar a las empresas y a los particulares a realizar la famosa “transición ecológica” que nadie ha votado y que ha sido impuesta por los burócratas esclavizados por la élite?

En segundo lugar, para destruir en forma controlada y despiadada todas las empresas consideradas inútiles o perjudiciales para la economía global de las multinacionales. Millones de empresas artesanales, pequeñas empresas que hacen únicas a las naciones de Europa, y a Italia en particular, se vieron obligadas a cerrar porque, después de los desastres causados por los confinamientos y las reglas de la psico-pandemia, se provocó un aumento de los precios del gas y del petróleo, con una especulación criminal por parte del “mercado” y sin que la Federación Rusa obtuviera un céntimo más. Todo esto fue deseado por la Unión Europea, a las órdenes de la OTAN, mediante sanciones que repercuten en quienes las han impuesto. La anulación de la economía tradicional no es una consecuencia desafortunada de un conflicto inesperado, sino más bien la acción criminal premeditada de una mafia global, comparada con la mafia tradicional parece una asociación beneficiosa. La ventaja de esta operación subversiva beneficia a las corporaciones multinacionales que pueden adquirir empresas e inmuebles a precios de quiebra, y también a las empresas financieras que se benefician de los préstamos a millones de nuevos pobres. También en este caso, los propósitos ideológicos -e infernales- de la élite se valen de la complicidad de potentados económicos cuyo objetivo es simplemente el lucro. Con la guerra, la industria militar y la no menos floreciente industria de las tecnologías de la información y los mercenarios tienen ahora la oportunidad de cerrar lucrativos acuerdos, con los que recompensan generosamente a los políticos que han votado a favor del envío de armas y apoyo a Ucrania.

En tercer lugar, uno de los propósitos de la guerra en Ucrania era permitir el encubrimiento del escándalo de Hunter Biden, quien estuvo involucrado con la sociedad Metabiota en la financiación de los bio-laboratorios en los que se producen armas bacteriológicas de destrucción masiva. El asedio a la planta siderúrgica de Azovstal estuvo motivado precisamente por la necesidad de ocultar tanto a los miembros de las fuerzas extranjeras de la OTAN junto con los neonazis de Azov y Pravij Sektor, como a los bio-laboratorios prohibidos por las convenciones internacionales que se pretendían utilizar para realizar experimentos con la población local.

En cuarto lugar, porque la narrativa psico-pandémica, a pesar de la complicidad de los principales medios de comunicación, no impidió que la verdad saliera a la luz y se extendiera gradualmente a sectores cada vez más amplios de la opinión pública. La crisis en Ucrania pretendía ser una operación bien dirigida de distracción de masas, para evitar la visibilidad de las noticias cada vez más incontrolables sobre los efectos letales del suero experimental y las consecuencias desastrosas de las medidas adoptadas por las naciones durante la emergencia de la pandemia.

La falsificación de datos es ya manifiesta; la ocultación deliberada de los resultados de la primera fase del experimento es admitida por las mismas empresas farmacéuticas; la conciencia de la inutilidad de las mascarillas y los encierros ha sido certificada por múltiples estudios; el daño causado al equilibrio psicofísico de la población y en particular a los niños y a los ancianos es incalculable, como también lo ha sido el daño a los estudiantes como consecuencia de la educación a distancia. Mantener a la gente pegada al televisor o a las redes sociales con propaganda antirrusa para evitar que empiecen a entender lo que se les ha hecho es lo mínimo que pueden hacer estos locos criminales, tan responsables de la pandemia como de la crisis ruso-ucraniana.

Si tomamos el guión de este libreto planeado por la élite globalista, encontramos que más allá del escenario de la pandemia hay otras escenas planeadas no menos inquietantes, que ya hemos visto anticipadas por los medios de comunicación desde el año pasado. La crisis energética, que no es una desafortunada consecuencia de una imprevisible crisis en Ucrania, sino un medio para, por un lado, imponer la “economía verde” motivada por una inexistente emergencia climática y, por otro, destruir las economías nacionales, haciendo fracasar a las empresas en beneficio de las corporaciones multinacionales, provocando el desempleo y creando así mano de obra mal pagada, obligando a las naciones a endeudarse porque se les ha privado de su soberanía fiscal o, en todo caso, a endeudarse perpetuamente a causa del señoreaje.

La emergencia alimentaria también está en el guión de Klaus Schwab. Ha comenzado para ciertos productos en Estados Unidos y Europa, y en forma más general para los productos de grano y cereales en muchas naciones de África y Asia. Así descubrimos que Bill Gates es el mayor terrateniente de Estados Unidos justo cuando hay escasez de cereales y productos agrícolas; y que Bill Gates es el jefe de una empresa emergente que produce “leche humana artificial” justo cuando hay escasez en Estados Unidos de leche en polvo para bebés. Y no olvidemos que las compañías multinacionales agrícolas están consiguiendo imponer el uso de sus semillas estériles -que hay que volver a comprar cada año- y prohibir el uso de semillas tradicionales, que permitirían a los países pobres no depender de ellas.

Quien diseñó la serie de crisis actuales, cuyas raíces se establecieron a principios de la década de 1990 con la privatización de las empresas estatales, también se aseguró de colocar a personas formadas por el Foro Económico Mundial para este fin en gobiernos, instituciones y los organismos internacionales, a la cabeza de los bancos centrales y los grandes activos estratégicos, en los medios de comunicación y en las principales religiones del mundo. Observe a los primeros ministros de los principales países europeos, de Canadá, Australia y Nueva Zelanda: todos ellos fueron reclutados del grupo “Jóvenes Líderes Globales para el Mañana”, y el hecho de que estén en los más altos niveles de liderazgo de estas naciones, de la ONU y del Banco Mundial debería ser más que suficiente para llevarlos a juicio por subversión y alta traición. Los que han jurado aplicar las leyes en interés de sus propias naciones cometen perjurio en el momento en que tienen que responder de sus propios actos no ante los ciudadanos de sus naciones, sino ante tecnócratas sin rostro a los que nadie ha elegido.

Es fácil acusar de que todo esto es una “teoría de la conspiración”, pero tal desestimación ya no se sostiene, al igual que la acusación de “colaboracionismo” ya no funciona contra cualquiera que exprese su perplejidad sobre la crisis ruso-ucraniana y su gestión a nivel internacional.

Los que no quieren entender la trama por miedo a lo que puedan descubrir se empeñan en negar que haya un guión y un director, que haya actores y extras, decorados y vestuario. Pero, ¿podemos creer realmente que las personas más ricas y poderosas del mundo se han puesto de acuerdo para lanzar semejante ataque a la humanidad con el fin de realizar su delirante sueño globalista, desplegando una enorme cantidad de energía y recursos, sin haberlo planeado antes todo con gran detalle y dejándolo todo al azar? Si la gente que tiene la intención de comprar una casa o iniciar un negocio lo planifica todo cuidadosamente, ¿por qué debería ser una “teoría de la conspiración” reconocer que para obtener resultados inconfesables y criminales la élite debe recurrir a la mentira y al engaño?

Si me permiten hacer una analogía, diría que nuestra actitud ante los hechos actuales es similar a la de alguien que se encuentra con que tiene que armar un rompecabezas compuesto por miles de piezas, pero sin tener la imagen final completa frente a él. Los que han construido el “puzzle” globalista lo han hecho con la intención de hacer irreconocible la imagen final de lo que desean obtener. Sin embargo, cualquiera que vea el cuadro completo, o incluso sólo una parte significativa, empieza a reconocer cómo encajan las piezas. Y cualquiera que haya visto el cuadro final sabe también cómo interpretar los silencios y las connivencias de los funcionarios del gobierno e incluso de los partidos de la oposición, cómo explicar la complicidad de los médicos y paramédicos en los crímenes cometidos en los hospitales que iban en contra de todas las evidencias científicas, y la complicidad de los obispos y sacerdotes que llegaron incluso a negar los sacramentos a los no vacunados. Una vez que se hagan visibles grandes áreas del rompecabezas -y esto es exactamente lo que está sucediendo ahora- será mucho más fácil colocar las piezas restantes en su lugar. Y para ese momento Klaus Schwab, George Soros, Bill Gates, los otros conspiradores, y aquellos que, permaneciendo ocultos, presiden esta conspiración criminal y global, estarán huyendo para evitar ser linchados.

 

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Traducción: Quarracino