La pornografía daña la salud mental y mata el alma

Las barras negras son de jóvenes que no consumen porno, sus niveles de ansiedad, estrés y depresión son mucho menores que los que sí consumen (gris claro desde hace más de un año). Grupo de barras en cada gráfica: la izquierda son varones, derecha, mujeres



Se publica en Frontiers in Psychology un estudio sobre una muestra de 1031 estudiantes de la Universidad Franciscana de Steubenville (Ohio). El estudio identifica una fuerte relación entre el consumo de pornografía y el empeoramiento de la salud mental en términos de depresión, ansiedad y estrés. En las respuestas de los estudiantes también está la salida de lo que a menudo es una verdadera adicción.

De los 1031 participantes, la mayoría (56,6%) indicaron que habían consumido pornografía en su vida. Al igual que los resultados de otros estudios, el porcentaje de hombres (87,6%) que declararon haber consumido material pornográfico fue significativamente mayor que el de las mujeres (40,9%). En cuanto a la frecuencia de uso, los participantes (488) que respondieron a la pregunta correspondiente indicaron una de estas cinco categorías: menos de una vez al mes (23,4%), mensualmente (6,6%), semanalmente (24,8%), diariamente (26,8%), varias veces al día (18,4%).

En general, la mayoría de los estudiantes (872) que respondieron a la sección sobre salud mental entran en la categoría "normal" de depresión (55,4%), ansiedad (56%) y estrés (63,5%). Sin embargo, también hubo proporciones importantes de encuestados que declararon síntomas "graves" o "extremadamente graves" de depresión (17%), ansiedad (20,4%) y estrés (13,5%).

Los autores descubrieron que las puntuaciones medias en términos de depresión, ansiedad y estrés -de los estudiantes que declaran haber consumido pornografía- son "significativamente más altas que las de los que declaran no haber visto nunca pornografía". Y este efecto se observa tanto en los hombres como en las mujeres, aunque se mantienen las diferencias entre ambos sexos.

Otro tema importante, es el uso compulsivo que se desprende de las respuestas al cuestionario. Una parte importante de los estudiantes que han caído en la red de la pornografía piensan que deberían pasar menos tiempo en los sitios pornográficos y siguen accediendo a ellos a pesar de su intención de dejarlos. Además, los encuestados suelen indicar que el acceso a estos sitios de Internet es una vía de escape de los sentimientos negativos.

Asimismo, a través del análisis de las respuestas, los autores identificaron un factor que denominaron preocupación (obsesión, pensamiento fijado) que incluye "preferir acceder a sitios web [pornográficos] en lugar de pasar tiempo con otras personas, falta de sueño debido a la visualización de sitios web, pensar en sitios web incluso cuando no se está conectado [...], correr al trabajo para acceder a sitios web [...], sentirse inquieto, frustrado o irritado cuando no se puede acceder a sitios web". Algunos de estos comportamientos obsesivos relacionados con el consumo de pornografía son -según los resultados estudiados por los autores- predictivos de los tres parámetros de salud mental considerados en el estudio, es decir, son como señales de alarma que predicen la presencia de depresión, ansiedad y estrés.

Sin embargo, resulta que la pornografía adopta fácilmente los contornos de una verdadera adicción: a cambio de algún placer efímero, encadena a su usuario. En particular, los autores destacan que "el uso de la pornografía para aliviar los sentimientos negativos -que guarda una similitud con los informes sobre el uso de sustancias para automedicarse en un intento de aliviar los síntomas afectivos negativos (Bolton et al., 2009; Torres y Papini, 2016)- también resultó ser predictivo de los niveles de depresión". Además, las similitudes con el consumo de sustancias también parecen estar presentes en relación con la dificultad de dejar la pornografía cuando se está en línea, lo que podría reflejar un nivel de ansiedad relacionado con la adicción".

Pero de esta adicción -demasiado a menudo subestimada en las sociedades materialistas actuales- se puede salir. El cómo está bien indicado por las respuestas a la pregunta sobre qué ayudó, si es que ayudó, a disminuir el consumo de pornografía; las tres primeras opciones indicadas por los estudiantes, con porcentajes similares entre hombres y mujeres, son: una vida de fe (83,5% para los hombres; 76,2% para las mujeres); principios morales (77,4% para los hombres; 75,7% para las mujeres); motivación personal (82,3% y 79,9%). Hasta aquí, en resumen, el estudio, que está lleno de referencias a otras investigaciones sobre temas similares y con resultados parecidos.

Ciñéndonos a la mencionada motivación personal, llamémosla también fuerza de voluntad, el objetivo debe ser no sólo disminuir el consumo de pornografía, sino reducirlo a cero. Para ello, la fe -no está de más repetirlo- desempeña un papel fundamental. Acudamos, pues, a Jesús, Médico de los cuerpos y de las almas. Y pidamos la intercesión de los santos, sobre todo de los más invocados para obtener la pureza, como San José, que como esposo castísimo y guardián de la Santísima Virgen tiene un patronazgo natural en este sentido.