No os apeguéis a nada de lo terrenal



MAYO 26, 2013


No os apeguéis a nada de lo terrenal porque todo pasará y todo quedará extinguido

Todo en esta vida pasará, todos los bienes y los males pasarán; pero, hijos, Mis Palabras no pasarán (Mt 24, 35). Yo, Jesús, os hablo.
No os apeguéis a nada de lo terrenal porque todo pasará y todo quedará extinguido. Hijos, las riquezas pasarán y pasará la pobreza, pasarán las desgracias y las dichas, pero quien acoja Mi Palabra, la viva poniéndola en práctica, tal y como Yo deseo, eso no pasará y saltará a la Vida Eterna. Yo, Jesús, os hablo.

Mis Padres Me tenían a Mí pero sabían que Yo Me iría, sabía Mi Madre que de este mundo tendría que partir y dejarla sin Mi compañía, pero Ella también sabía —porque acogió y puso en práctica Mis Palabras— que Me encontraría en la Vida Eterna y que ya nunca más Le sería arrebatado.

Hijos, vosotros os apegáis a cosas sin valor alguno para la Vida Eterna, joyas, enseres, viviendas que para nada os aumentarán la dicha eterna si no las empleáis en el bien de las almas, porque quien vende sus joyas para ayudar a los necesitados, esas mismas le servirán para aumentar la dicha eterna. Y quien tiene una vivienda y la emplea en hacer el bien o acoger a los que no tienen techo, esa misma vivienda le servirá para la Vida Eterna. 

Pero quienes se apegan egoístamente a su propiedad o enseres, e incluso, con los mismos familiares no quieren compartirlo, ¡ay, de aquellos! que ponen su corazón y su meta en poseer o en prolongar lo que poseen, porque os digo que su desengaño será eterno. Yo, Jesús, os hablo. ¿Qué pensaríais de Mí si Yo hubiera tenido grandes propiedades, o hubiera hecho que Mis Padres vivieran en una gran mansión? ¿Qué pensaríais? Si creéis en Mí es porque viví lo que prediqué y lo puse en práctica dando ejemplo con Mi Vida. 

Por eso, hijos, imitadme en todo, no os apeguéis a nada de lo terrenal. Si lo tenéis, valeros de ello para dar gracias a Mi Padre Celestial y para santificaros, pero nunca pongáis el corazón en cosas materiales o terrenales, ni en personas que también se irán de esta vida, sólo Dios merece el cien por cien de vuestro corazón y Él ya se preocupará de que no os falte nada para vivir la vida del alma y la del cuerpo. Yo, Jesús el Maestro Divino, os hablo y os enseño.



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