Esta es una extraordinaria historia de supervivencia, donde se demuestra el amor y la misericordia de Dios.
Aldi Adilang, un adolescente indonesio de 19 años, pensó en suicidarse después de siete semanas de estar perdido en el mar, pero decidió luchar por su vida recurriendo a la Biblia y orando.
Adilang estaba trabajando como guardián en una trampa para peces flotante, cuando sus amarres se rompieron.
Viajó a la deriva millas a través del Océano Pacífico hacia Guam, indefenso, sin remo y sin motor para controlar la dirección de la trampa para peces.
Su suministro de alimentos se acabó después de unos días y se vio obligado a quemar leña de la cabaña de la trampa para peces para cocinar el pescado que pescó en el océano. También se quedó sin agua, por lo que para sobrevivir, bebió agua de mar filtrada a través de su ropa.
Después de que unos 10 barcos pasaron sin darse cuenta de él, se sintió desesperado y llegó a su punto de ruptura.
Planeaba suicidarse lanzándose al océano, pero recordó el consejo de sus padres: acudir a Dios en tiempos de sufrimiento. Leyó la Biblia que estaba con él en la trampa para peces y oró a Dios.
Varios días después, MV Arpeggio, un carguero con destino a Japón, pasó por la trampa para peces y vio a Adilang. La misión de rescate no fue tan fácil ya que el bote era tan grande que acercarse a la trampa para peces podría volcarlo. Su pesadilla finalmente terminó cuando Adilang decidió saltar al océano y la tripulación de carga tiró de él con una cuerda hacia el barco.
Adilang fue llevado a Japón donde fue alojado por el cónsul general de Indonesia.
Su testimonio nos muestra que Dios puede rescatarnos, incluso de nuestras pruebas más dolorosas, si ponemos nuestra confianza en Él.
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