He estado animando a David, que antes pertenecía a una secta satánica y está poseído, a rezar diariamente oraciones de liberación, además de asistir a sesiones de exorcismo. Poco a poco está trabajando en un extenso régimen diario de oraciones de protección y liberación, adaptadas a los tipos de demonios que tiene.
Recientemente he añadido la oración de San Miguel, que le ha resultado difícil de rezar. Posteriormente le pregunté cómo le iba. Me respondió:
"Cuando rezo la oración de San Miguel, si no la digo en voz alta, ni pienso en ella, ni en lo que significa, y sólo la leo rápidamente, entonces no resulta tan mal. Si voy a la iglesia y la escucho decir por mucha gente, entonces tengo mucho dolor… Los demonios gritan".
Creo que todos nos damos cuenta de que, cuando rezamos, debemos centrarnos en las palabras y rezarlas de forma reflexiva y deliberada. Además, hacerlo en una comunidad de fieles añade un "poder" espiritual adicional. Lamentablemente, nuestras mentes humanas tienden a divagar y a distraerse. Además, a veces podemos apresurarnos en nuestras oraciones, tratando de hacerlas rápidamente, como si una recitación superficial de memoria fuera suficiente. Obviamente, el testimonio de los demonios es otro.
He aprendido mucho sobre la práctica de nuestra fe en el curso de ser exorcista. El testimonio de David ha demostrado el poder de la oración comunitaria. Y David también me ha recordado cómo rezar con mayor eficacia: Tengo que ir más despacio y rezar las oraciones, incluido el rito del exorcismo, de forma reflexiva y deliberada. Esto marca la diferencia.