Satanás organizará espectáculos en el cielo —Carbonia



Carbonia 28.01.2023


Tened cuidado, oh hombres, de entrar en contacto con el Anticristo.


Yo soy tu Dios Amor, tu Creador Oh mujer, escribe mi ángel, escribe mi pueblo amado.

He aquí que vendrán días terribles para el mundo; esta Humanidad será duramente probada, pero los hijos de Dios serán protegidos.

Amadas criaturas mías, ha llegado el tiempo de los dolores; ¡se ha derramado mi Cáliz!

La maldita Serpiente acecha, pero el brazo de Dios Creador ya está sobre él: "miserum est!" (es una cosa miserable).

Dios ama a su criatura y espera con ansioso amor su conversión, espera abrazarla de nuevo a Sí.

El sol está a punto de estallar, sus llamas alcanzarán la Tierra y todo se extinguirá. Sufriréis mucho, vuestra vida cambiará, sin tecnología os sentiréis perdidos.

Las compuertas del cielo se están abriendo, el brazo del Divino Salvador anticipa Su Intervención para asegurar a Sus Hijos antes de que el maldito estrago del Diablo los alcance.

¡Tened cuidado, oh hombres, de entrar en contacto con el Anticristo! No os involucréis con los falsos profetas.

Amados hijos, se acerca la hora de la maldición de Satanás, que intentará arrebatar para sí muchas almas incluso mediante espectáculos en el cielo con señales prodigiosas pero falsas. Hologramas, para llamar la atención.


Dios Padre aún llora Su gran dolor por aquellos hijos que lo han negado para seguir a Lucifer.

La gran tribulación ya está sobre vosotros, oh hombres, sobre vosotros que no queréis escuchar Mis llamadas de salvación y perseguís la Mentira. Estáis al final de esta historia.


La otra es abrirse a Mi Nuevo Pueblo: el fiel a Mí, el dedicado a Mí, un Pueblo que ha abandonado el mundo para preferir la Vida.


Estos hijos,

¡tendrán nueva vida en Mí!

serán bendecidos eternamente y se alegrarán,

nada les faltará:

son los que habrán sostenido a la Verdadera Iglesia de Cristo,

que han dado su vida 

para entrar y disfrutar de la verdadera vida 

uniéndose a Él en Su Sacrificio Perenne.

Oh vosotros que aún me negáis, en verdad os digo: estáis a punto de ser arrastrados por el gran huracán. No queréis abrir los ojos a lo que verdaderamente os rodea, sois unos necios; navegáis en una barca que se hunde, ¡con ella acabaréis en el abismo!

¡Pobres hijos! ¡Pobre gente! Nada se os ocultó de lo que estaba por venir; se os advirtió y se os puso ante una disyuntiva: ... ¡preferisteis la muerte!

¡Adiós!