El año pasado se rodó en varios lugares de Ohio la película White Noise, fiel adaptación de la obra de Donald DeLillo White Noise, ganadora del National Book Award for Fiction en 1985. Muchos ciudadanos de East palestine aparecieron en la película como extras. La historia gira en torno a un accidente de tren y la confabulación ardiente resultante que libera un "evento de aire tóxico" que arrasa la comarca circundante.
Curiosamente, en 2005 hubo una película muy popular llamada White Noise (Ruido blanco), un thriller de terror sobrenatural. En esta película, el título hace referencia al fenómeno de la voz electrónica llamado EVP, en el que las voces de los muertos pueden oírse en grabaciones de audio, y de esto trata la película. DeLillo no tenía ninguna razón para titular su libro White Noise (Ruido blanco), salvo que se refería al fenómeno EVP, del que se tuvo noticia por primera vez en los años setenta. En consecuencia, quería que la gente tomara su libro de 1985, y por delegación la película 2022, como un mensaje de los muertos...
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Como Klaus Schwab afirmó recientemente, el futuro de la hegemonía global dependerá del dominio de las tecnologías de vanguardia que alguna vez fueron relegadas al campo de la ciencia ficción. Con este poder en mente, las tecnologías que avanzan en la inteligencia artificial, la biología sintética y otros pilares de lo que el Foro Económico Mundial llama la cuarta revolución industrial han comenzado a inmiscuirse en nuestra vida cotidiana. La identificación digital es, sin duda, el mejor ejemplo del imperativo de la élite tecnocrática para explotar estas tecnologías. El principio de una identidad digital global como mecanismo de vigilancia gubernamental a gran escala fue una de las piedras angulares de la respuesta autoritaria a la pandemia de COVID-19. Aparentemente, esta crisis no fue la única oportunidad para probar las herramientas de la opresión distópica.
La ciudad de East Palestine, Ohio, muestra cuán profundamente está incrustada esta agenda en los planes de la élite. Antes de que la ciudad entrara en el discurso público al convertirse en el escenario de uno de los peores desastres ambientales en la historia de los Estados Unidos, la noticia más importante que surgió parece ser otra iteración de la iniciativa en curso para implementar herramientas de vigilancia digital en infraestructuras públicas. A finales de enero, East Palestine lanzó oficialmente su programa MyID para proporcionar documentos de identidad digitales a los habitantes de la ciudad y el municipio vecino de Unity. El objetivo era dotar a los servicios de urgencias de los perfiles digitales de salud de las personas que debían atender. La iniciativa de identificación digital de East Palestine se anunció por primera vez en octubre de 2022.
El despliegue del programa MyID ha sido confiado al Departamento de Bomberos de East Palestine.
"Es algo así como el antiguo brazalete de alerta médica o el antiguo programa Vials of Life, pero con una nueva tecnología. Este es un código QR que podemos escanear y que muestra su información médica relevante. No hay información que alguien pueda tomar y robar su identidad. Esto es solo para permitirnos cuidar a los pacientes que no pueden comunicarse con nosotros", dijo Keith Drabick, Jefe de Bomberos de East Palestine.
El Departamento de Bomberos de East Palestine organizó un evento de registro en el centro comunitario de la ciudad en enero pasado para alentar los registros para el sistema de información basado en la nube. Pudieron recolectar d 5,000 dólares en donaciones para ayudar a implementar el programa y hacer que los primeros 250 dispositivos portátiles estén disponibles de forma gratuita para las personas registradas. Los códigos QR se pueden colocar en un brazalete o llavero, pero dependen de un software de identificación digital que almacena la información de salud de una persona en una base de datos alojada en la nube en ambos casos.
Durante el acto, Drabick insistió en que el alcance del programa piloto MyID debería limitarse a la información médica confidencial de los inscritos, aludiendo tácitamente a los problemas de privacidad subyacentes que hacen que los escépticos del DNI digital se muestren reacios a adoptar la tecnología. Drabick instó a los escépticos a explorar el programa a pesar de sus reservas. "¿Alguien que sea escéptico? Venga a vernos. Siéntese y hable con nosotros. Estaremos encantados de mostrarle todo lo que está pasando. Estaremos encantados de mostrarle lo seguro que es".
A pesar de la iniciativa de poner en marcha el programa MyID, ni siquiera los bomberos responsables de su despliegue podrían haber previsto probablemente la devastación que sufriría East Palestine como consecuencia de un incendio controlado chapucero provocado por una fuga química que convirtió la pequeña ciudad en una versión norteamericana de Chernóbil. Sin embargo, el impulso para lanzar una iniciativa de identificación digital antes de lo que habría sido una crisis imprevista es un patrón que los supuestos "teóricos de la conspiración" conocen demasiado bien.
Antes de que la histeria en torno al COVD-19 se apoderara del mundo, un acto de colaboración entre la Fundación Bill y Melinda Gates y la Universidad Johns Hopkins prefiguró la posible pandemia. El evento 201 creó una simulación para evaluar la respuesta mundial a un brote de coronavirus, con el fin de avanzar en tecnologías que son fundamentales para la visión de futuro del Foro Económico Mundial y que también se pusieron en práctica en East Palestine antes de la crisis que alteraría para siempre el paisaje de la ciudad. Uno de los socios del evento de 201 fue ID2020, una iniciativa de identificación digital en la que Bill Gates estuvo muy implicado y que sirvió de arquetipo para los pasaportes de vacuna que tanto ONG internacionales y gobiernos soberanos han estado intentando implantar.
La devastación de East Palestine hace hincapié, con razón, en una respuesta de emergencia eficaz para salvar a los cerca de 5.000 habitantes de la ciudad del peligro que corren al verse envueltos en un miasma cancerígeno que amenaza su salud a corto y largo plazo. Aunque se trata de una prioridad comprensible, las corrientes subyacentes que precedieron a anteriores emergencias fabricadas sitúan la catástrofe química bajo una nueva luz. Primero fue la reaparición de la película de 2022 White Noise, que aparentemente sirvió como un elemento de programación predictiva, ya que su trama se centraba en las secuelas de una explosión química en un pequeño pueblo de Ohio. Ahora, el despliegue de un programa de identificación digital como el mostrado en el Evento 201 plantea aún más preguntas que respuestas sobre lo que está ocurriendo realmente en East Palestine.
zerohedge trad por Contrainformación