Un oncólogo arrepentido da la voz de alarma



Vacunas y tumores


El profesor británico Angus Dalgleish, lumbrera en el campo de la oncología y otrora ferviente partidario del desarrollo de las vacunas Covid,  ha cambiado de opinión sobre su eficacia. Ante la evidencia de los efectos secundarios y con gran honestidad intelectual, denuncia el resurgimiento de tumores y pide que se suspendan todos los programas de vacunas.


Un artículo del notable oncólogo Angus Dalgleish sobre los efectos de las vacunas contra la Covid, denuncia la reaparición de tumores y pide que se suspendan todos los programas de vacunación. Se suma así a la creciente presión en el Reino Unido para que se debatan e investiguen los numerosos casos de efectos adversos causados por las vacunas Covid. La persistente censura del tema por parte de los principales medios de comunicación británicos dio lugar a la masiva protesta organizada por Truth be Told London el 21 de enero ante la sede de la BBC para exigir transparencia al gobierno británico. He aquí un resumen de la investigación del eminente doctor.

El profesor Angus Dalgleish, catedrático de Oncología de la Facultad de Medicina del Hospital St. Georges de Londres, es conocido sobre todo por sus destacadas contribuciones a la investigación sobre el VIH/sida. Es miembro de la Academia de Ciencias Médicas, del Royal College of Physicians, del Royal College of Pathologists y del Royal Australasian College of Physicians. También fue director de investigación de la empresa biotecnológica Onyvax, dedicada al estudio de vacunas contra el cáncer.

Recientemente, el científico británico dio la voz de alarma preocupado por los efectos secundarios de las vacunas Covid, a partir de su trabajo como oncólogo. En efecto, el profesor ha constatado un aumento del fenómeno de las recidivas tumorales en los pacientes sometidos a vacunación. En concreto, informó de la reaparición del cáncer en un porcentaje de sus pacientes con melanoma (un tumor maligno de la piel) que habían permanecido estables durante largos periodos, de cinco a dieciocho años, para luego rebrotar. Dalgliesh también dijo que otros oncólogos se habían puesto en contacto con él para informarle de que estaban observando fenómenos similares.

Dalgliesh había comprobado qué otras afecciones podrían estar relacionadas con estos despertares de tumores, y en conclusión descubrió que todos estos pacientes tenían un único factor en común que podría desencadenar el fenómeno: las dosis de la vacuna Covid, sobre todo después de la tercera dosis. Además, señaló que algunos de estos pacientes habían sufrido una recidiva explosiva, con metástasis simultáneas en varias localizaciones. Durante un periodo de tres meses, Dalgliesh pudo identificar a ocho personas que desarrollaron neoplasias de células B tras el refuerzo, y dos de ellas declararon que se habían sentido muy mal inmediatamente después del refuerzo, tras no haber tenido ningún problema después de las dos primeras vacunas. Describieron síntomas de fatiga extrema, diagnosticados como Long Covid antes de ser investigados y descubrirse que padecían leucemia de células B en dos casos, linfoma no Hodgkin en cinco y mieloma muy agresivo en el otro.

La hipótesis científica de Angus Dalgleish es que el refuerzo puede haber provocado un gran exceso de anticuerpos a expensas de la respuesta de las células T; en la práctica, la parte inflamatoria humoral de la respuesta inmunitaria pide al sistema inmunitario una respuesta excesiva, sobre todo contra una variante del virus que ya no existe en la comunidad. Este esfuerzo conduce al agotamiento inmunitario, lo que hace que estos pacientes experimenten una recuperación de los tumores silenciosos.

Además, Dalgliesh, que -como ya se ha mencionado- trabajó durante años en el desarrollo de vacunas, al principio de la pandemia era un partidario convencido de encontrar una solución vacunal al Covid. Pero ante la evidencia de los efectos secundarios y con gran honestidad intelectual, se ha visto obligado a cambiar de opinión. En efecto, además del recrudecimiento de los tumores, ha observado y estudiado otras manifestaciones de efectos secundarios graves. En particular, destacó los problemas en los vacunados de plaquetas y factores de coagulación, miocarditis y pericarditis, problemas neurológicos, como la mielitis transversa, ambos reconocidos ahora como efectos secundarios de la vacuna también por la MHRA, la agencia británica del medicamento.

Aunque se ha tardado algún tiempo en publicar estos resultados, ya se han entregado y difundido ampliamente al Gobierno británico y a diversas juntas médicas. "A finales de 2021, se estaba haciendo evidente que estas vacunas estaban lejos de ser seguras y efectivas y que la enfermedad no era tan problemática como a principios de 2020", escribió el científico. "A medida que los hechos cambian, o surgen nuevos hechos, la posición de todos los que tienen autoridad para dirigir los mandatos debería cambiar, pero desgraciadamente no ha sido así", añadió. Pero, junto a la amargura y la rabia por lo ocurrido, lo que ahora debe prevalecer es la determinación de sacar a la luz la verdad y no repetir los errores cometidos.


trad por religionlavozlibre de NuovaBussolaQuotidiana