2 mensajes de El Escorial




-Mensaje del día 6 de febrero de 1999, primer sábado de mes

PRADO NUEVO (EL ESCORIAL)


La Virgen: 

Hijos míos…

Luz Amparo: 

¡Ay, qué belleza!

Hija mía, hoy vengo con el manto de fiesta. Son tantas las avemarías que recibo en este lugar, que aunque mi Corazón está dolorido por la situación del mundo, siente un gran gozo porque estas avemarías que se rezan en este lugar, la mayoría de ellos vienen con ansia de Dios, y sale de lo más profundo de su corazón. Pero ¡ay, hija mía, cuántos no quieren seguir esta Obra!

(…) La Virgen: 

Orad bien, hijos míos, orad bien, para que cuando os presentéis ante la Divina Majestad de Dios, recibáis vuestro galardón.

Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos para la salvación de las almas, para las almas del Purgatorio…

Yo os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.


-Mensaje del día 6 de marzo de 1999, primer sábado de mes

PRADO NUEVO (EL ESCORIAL)


El Señor: 

Hijos míos, una vez más, hago mi presencia, y no vengo a deciros nada nuevo, hijos míos, porque ya os lo he dicho; pero no escucháis mi palabra. Yo soy la Puerta del Cielo, y mi Madre es el Puente para venir a la Puerta. El que no pasa por esta Puerta es un ladrón que quiere echar a mi Iglesia, pero no vive para la Iglesia. Hijos míos, si fueseis sordos o ciegos tendríais disculpa, hijos míos, pero ni sois ciegos ni sordos y no queréis ver ni escuchar mi palabra; sois salteadores. Muchos de vosotros os saltáis lo que queréis, y todo el que no pasa por esta Puerta, no tendrá vida eterna. Recoged los rebaños que hay esparcidos, hijos míos, y llevadlos al aprisco, porque yo he dado mi vida por todos.

¿Cómo rechazáis a los que queréis y os quedáis con lo que os agrada, hijos míos? El que no está contra mí, está conmigo; muchos sois asalariados y no queréis oír mi voz; huis del rebaño y dejáis solo ese rebaño, porque os importa más el salario que las almas. Hijos míos, el pastor que es bueno no abandona a sus ovejas y no huye cuando viene el lobo; y vosotros huis cuando oís hablar del lobo. Yo tengo un rebaño al que he redimido con mi Sangre y vosotros no queréis saber nada de él. Yo he ido llamando a este rebaño y mis ovejas han conocido mi voz y me han seguido, tal como yo he pedido.

¿Por qué sois tan necios, hijos míos, y no queréis escuchar mis palabras? ¡Pobres de vosotros, no tendréis disculpa, porque mi palabra es la verdad y nada va en contra! ¡Sed pastores de almas y no seáis funcionarios ni asalariados, dedicaros a las almas, que hay mucho trabajo, hijos míos!

Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantas ofensas como se cometen contra nuestros Corazones…

Hijos míos, sed humildes, porque vuestra soberbia no os deja ver, y ¿quién sois vosotros para limitar a Dios? Acudid a este lugar, que recibiréis gracias muy especiales, hijos míos, para vuestra salvación.

Levantad todos los objetos; todos serán bendecidos para la conversión de los pobres pecadores…

Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.


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