*Las 3 avemarías le condujeron al sacerdocio

avemariasmilagrosa2.jpgEl hermano Macario era el catequista de los niños de la parroquia. Un día les habló de la devoción de las tres avemarías para asegurar la salvación eterna. 

Desde aquel día, el niño Juan Alberto empezó a rezarlas todos los días.
Pasaron los años y llegó a la universidad, donde el ambiente poco propicio a la religión le hizo abandonar la fe y vivir alocadamente con malos amigos. Sólo le quedó la costumbre de las tres Avemarías, que seguía rezando mecánicamente cada día.
 
Un día del mes de mayo, pasaba junto a la puerta de un templo y sintió deseos de entrar. Le agradó el ambiente de tranquilidad y recogimiento del lugar. A la salida, entabló amistad con un señor de mucha cultura con el que siguió viéndose en los siguientes días, para hablar de las cosas de la religión. Y así, poco a poco, con su ayuda fue recuperando la fe. Entonces, se dio cuenta de que la devoción de las tres avemarías le había salvado su fe y comenzó una vida cristiana de comunión frecuente y rezo del rosario. Hasta que sintió deseos de entregar su vida a Dios y llegó al sacerdocio en la Orden de los carmelitas.