Peregrinos en Medjugorge |
Robert Thorn, ex-profesor de meditación trascendental, hoy sacerdote, nos ofrece un testimonio de primera mano sobre la falsa paz y las sutiles trampas de esta meditación propia de la Nueva Era:
”Tenía un amigo muy querido que mantenía siempre la calma y la paz. Le pregunté cómo hacía y me dijo: “Hago Meditación Trascendental”. Entonces recabé un poco de información al respecto y me dije: “A mí también me gustaría estar en esto” Me encontró un profesor americano que me enseñara MT. Desde el principio, me sentí embargado por una gran paz y ¡pensé que me gustaría enseñar eso a los demás! Experimentaba realmente una paz increíble. Esto me hizo abandonar la droga, pues cuando uno hace MT debe dejar de consumir. Al final de cuentas, me convertí yo mismo en profesor de Meditación Trascendental”.
Luego, entusiasmado por mi hermano, vine a conocer Medjugorje como turista, ¡por simple curiosidad! Una noche, en la Colina de las Apariciones, estaba haciendo mi sesión de MT de rodillas al pie de la cruz y había otros peregrinos que estaban rezando cerca de mí. Uno de ellos comenzó a orar en lenguas y a penas comenzó a hacerlo experimenté una sensación muy desagradable en mis entrañas. Sentía que debía decir algo. De repente, comencé también yo a hablar en lenguas, y él y yo nos respondíamos en lenguas. ¡Esto me hizo tomar conciencia de que el Maligno también puede hablar en lenguas!
Después de esta experiencia en Medjugorje, continué con mi trabajo, mis viajes y mi vida de pecado, pero incorporé la Biblia y el rezo del rosario. Continuaba practicando la MT y sentía una atracción incontrolable hacia las mujeres. Una vez, en camino hacia Istanbul donde debía encontrarme con una mujer turca para una cita romántica, volví a detenerme en Medjugorje.
Luego de estar allí unos días,
decidí anular el resto de mi viaje y la cita y permanecer más tiempo en
Medjugorje. Sentí deseos de confesarme. Justo antes de la confesión, durante la
oración de sanación que sigue a la misa, tuve la siguiente experiencia: estaba
de rodillas y me imaginaba que la sangre de Cristo fluía hacia mí.
Tenía los
ojos cerrados. De repente vi una espantosa criatura negra, una especie de cruza
entre un arenque y un escarabajo, que desfilaba ante mi vista. Instintivamente
me dije: “Es el espíritu maligno, ¡debo liberarme de él! En confesión, cuando
el sacerdote oyó esto, me dijo: “¡Ah, es interesante! Dígame, ¿usted ayunó? Le
respondí afirmativamente, y el sacerdote dijo: “¡Bien, porque el poder del
Espíritu Santo es mayor cuando se ayuna!”
Luego, en el curso de una larga e
intensa noche de oración, el sacerdote ató a los espíritus malignos que estaban
en mí, en el nombre de Jesucristo. Me recomendó que renunciara a cada uno de
ellos. Durante toda la noche, el sacerdote continuó orando y yo sentía un dolor
intolerable en mis entrañas. Había manifestaciones muy extrañas.
Una vez, un
chorro de vapor salió de mi boca. Luego me encontré con las manos y las
rodillas estampadas contra el piso. El sacerdote me rociaba con agua bendita, cuando
colocó el crucifijo sobre mi estómago, el dolor se volvió más intenso. En un
momento, aquella noche, el sacerdote preguntó: “En el nombre de Jesucristo,
¿quién eres?”, me encontré recitando mi mantra
de Meditación Trascendental. Ahora bien, está prohibido revelar su mantra, pues ello reduce el poder de
concentración sobre sí mismo. Me sorprendió que lo hubiera hecho. Le pregunté
al sacerdote si había algún problema con la MT y le expliqué que lo que había
recitado era mi mantra de MT. “Y
bien, me dijo el sacerdote, ¡eso respondió al poder y a la autoridad de
Jesucristo!” Más tarde, él y yo encontramos las fuentes y descubrimos el
significado de ese mantra: era el
nombre del demonio del deseo (sexual). Y así, esa atracción incontrolable que
experimentaba por las mujeres que quedó aclarada. En otro momento del
exorcismo, salió el nombre de otro demonio, ¡era el nombre de mi profesor de
Meditación Trascendental!
Después de esto, dejé la MT y comencé a hacer frecuentes viajes a Medj. Pasaba largos tiempos en el Krizevac orando por un discernimiento. Inicié una novena a la Gospa y al 3er día, en el transcurso de la misa, oí claramente durante el ofertorio: “Quiero que seas sacerdote”.
¡Esto me dejó helado! No sabía qué hacer. Salí de la iglesia muy conmocionado, y me dirigí al restaurante. Le supliqué a María: “Si quieres realmente eso de mí, debes ayudarme en mi deseo de casarme y de tener hijos”. Ella me respondió: “Te daré más hijos que los que puedes imaginar”.
Allí comienza otra parte de mi vida, … y sí, ¡fui ordenado sacerdote!
Sr. Em: ¿Cómo se explica esa paz que usted experimentaba cuando comenzó a practicar la MT?
Robert: Ahora veo claramente que se trataba de una falsa paz. Revisando mi pasado y mirando todas las enseñanzas de la MT, de repente se volvió muy claro para mí que se trataba de demonios! En la MT, usted va sentir que sus deseos están satisfechos, pues los demonios proveen a sus necesidades. Por supuesto, los demonios lo satisfacen a uno, pues cada vez que usted ‘medita’ (ver PS 4), ¡los está acariciando! ¡Entonces desean que usted vuelva a hacerlo! Esta paz que usted experimenta con la MT es una falsa paz, centrada en uno mismo. Usted acaricia su Ego, y entonces, se siente bien. Pero no se da cuenta de que se vuelve resistente a Jesús. La paz verdadera, la paz de Dios, viene cuando uno se dirige a Dios. La MT es una completa autosatisfacción. Recuerde las palabras de Jesús: “Les dejo la paz, les doy mi paz, no como la da el mundo….”