He hablado con un buen amigo mío, Francesco, que vive en Italia, (es de Ascoli Piceno de la región de Marche) y me decía que en su ciudad natal hay adoración perpetua desde hace muchos años. Me sentí feliz de que él y todos los demás adoradores amaran tanto a Jesús.
Después de que terminamos nuestra conversación por teléfono me arrodillé y alabando a nuestro Señor le dije: Señor Jesús, qué maravilloso es que estas personas te amen, te adoren y te sean tan fieles.
Nuestro Señor me respondió al instante. Nuestro Señor dijo: "Mi hija, dile a Francesco y a todas esas personas devotas que a causa de su devoción, voy a proteger su ciudad, cuando el castigo venga. A causa de su fiel y pequeño grupo, su ciudad será protegida y perdonada.
Sí, voy a hacer eso. Te lo prometo. Diles que sean valientes y sigan siendo fieles porque los amo mucho".
Por favor, vayan y adoren a Nuestro Señor y oren por sus ciudades y países; recibirán muchas gracias.