Apenas ordenado sacerdote me enviaron a trabajar a una parroquia
llamada "San Martín de Tours", a 12 horas de la
ciudad de Arequipa. Un pueblo con muchas tradiciones y costumbres
religiosas. En uno de mis primeros viajes me tocó visitar
un pueblito llamado Charcana, cuyo patrón era San Sebastián (20
de Enero). Para llegar a este lugar se requería un
viaje de 6 horas de viaje en una Combi, por
un camino accidentado. Luego de celebrar la Fiesta me dispuse
a regresar, pero el rio se había desbordado y había
cortado la carretera, por lo que tuve que regresar a
pie a la parroquia (9 horas de viaje).
Luego de
caminar un buen trecho, llegué al primer pueblito llamado Andamarca,
donde a la entrada, en las primeras casitas, me encontré
con una Señora que, angustiada y llorosa, me pidió que
bautizara a su bebito que estaba enfermo. Providencialmente pasé por
allí. Quiero destacar que estos pueblitos se visitan entre
tres y cinco veces al año, por su geografía accidentada
y de difícil acceso.
Grande fue mi sorpresa pues
el bebé estaba agonizando. En medio del dolor de la
madre y los familiares, bauticé aquella criatura.
Minutos más tarde
terminó de expirar. Ese día, un pequeño recién nacido, hecho
Hijo de Dios, partía para conformar el coro de los
bienaventurados del Reino de los Cielos. Fue algo impactante el
ser instrumento del Señor para dar la gracia a este
niño y confortar a la familia, luego de un viaje
de 5 horas y en medio del cansancio de la
caminata.
Esta historia y otras mil, fueron recopiladas durante el Año
Sacerdotal. Las cien mejores están publicadas en el libro "100
historias en blanco y negro"
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