*Anécdotas

-Se cuenta de san Pío X que siendo Patriarca de Venecia, se cometió un sacrilegio en una iglesia de la ciudad. Cuando se lo comunicaron, el Patriarca se entristeció y dejó de almorzar. Entonces, le dijo su hermana: ‑“El Patriarca de Venecia no es culpable del sacrilegio que se ha cometido”. Pero el futuro gran Papa respondió: ‑“¡Quién sabe…!”

-Hace unos años, el beato Juan XXIII recibió a un obispo polaco; al terminar la audiencia, ya casi desde la puerta, éste se despidió del Papa diciendo: ‑“Alabado sea Jesucristo”. Entonces, el beato Juan XXIII le hizo volver y le dijo: ‑“En Bérgamo, nuestro pueblo, que es listo y piadoso, al saludo alabado sea Jesucristo responde diciendo: sea por siempre alabado, señor cura, y el diablo sea ahorcado”.


-Estaba el rey san Luis de Francia en sus habitaciones, cuando oyó a sus criados correr y gritar: ¡Milagro, milagro! Le rogaron que bajase a la capilla, donde se había aparecido Jesús en forma de un bellísimo niño, en manos del sacerdote que celebraba la Misa. Andad ‑respondió el rey‑, yo no necesito ver para creer; no quiero hacer agravio a mi fe. Y no se movió.

-El martes Santo del año 1980, en una audiencia en el Aula Pablo VI que el Papa Juan Pablo II concedió a jóvenes universitarios llegados a Roma de todas las partes del mundo para participar en el Congreso Univ’80, un joven aprovechó que el Papa pasaba cerca de él para decirle: Santo Padre, en la Plaza de San Pedro no está la Virgen, no está la Madonna…
Juan Pablo II se quedó pensativo un instante y dijo: Está incompleta. Habrá que terminarla, habrá que terminarla.

El día 8 de diciembre de 1981, fiesta de la Inmaculada Concepción, el Papa bendijo desde su balcón, a la hora del Angelus, la imagen de la Santísima Virgen que faltaba en la Plaza de San Pedro. La imagen es un gran mosaico de 21 metros cuadrados, compuesto por 50.000 piececitas de colores, que está colocado en el frontal saliente de uno de los palacios apostólicos. Lleva el título de Madre de la Iglesia, y está inspirada en una que hay en el interior de la Basílica Vaticana.



De Anécdotas y Catequesis