1937.
Domingo de Ramos. Durante la
Santa misa mi alma fue sumergida en la amargura y los sufrimientos de Jesús. Jesús me hizo saber cuánto había sufrido en
ese cortejo triunfal. Los “Hosana” resonaban en el Corazón de Jesús con
“Crucificalo”. Jesús me lo hizo sentir
de modo singular.
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El medico no me permitió ir a la
Pasion a la capilla [302], a pesar de que lo deseaba ardientemente; pero he rezado en mi propia
habitación. Entonces oí el timbre en la
habitación contigua, y entré y atendi a un enfermo grave. (8) Al regresar a mi habitación aislada, de
pronto he visto al Señor Jesús que me ha dicho:
Hija Mia, Me has dado una alegria mas
grande haciendome este favor que si hubieras rezado mucho tiempo.
Contesté: Si no Te he atendido a
Ti, oh Jesús mio, sino a este enfermo. Y
el Señor me
contestó:
Sí, hija Mia, cualquier cosa que
haces al projimo Me la haces a Mí.
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+ Durante la Santa Misa vi al Señor
Jesús clavado en la cruz, entre grandes sufrimientos. Un silencioso gemido salia de su Corazón, un
momento después dijo:
Deseo, deseo la salvacion de las
almas; ayudame, hija Mia, a salvar las
almas. Une tus sufrimientos a Mi Pasion
y ofrécelos al Padre Celestial por los pecadores
Diario de sta Faustina