Escuchad a Mi Madre, haced caso a sus mensajes


Marzo 26/08 A Agustín del Divino Corazón 


Jesús dice:


Hijitos míos, haced caso a los llamados continuos de mi Madre.
Haced caso a sus advertencias, advertencias de amor que os llama a la conversión; advertencia de amor que os llama a un cambio de vida.


Advertencia de amor que os llama a la santidad para que florezcáis como crepúsculos hermosos para el cielo, para que seáis lirios perfumados que se abran: al amor, al perdón, a la aceptación de sí mismos y de los demás, al desprendimiento generoso, al deseo insaciable de encontraros con Dios y por ende conmigo.


Mis pequeños hijos dejad vuestra testarudez, testarudez que os hace reacios al amor de Dios.


Testarudez que hace de vuestro corazón como címbalo oxidado.


Testarudez que os hace incrédulos a mis manifestaciones sobrenaturales a las apariciones de mi Madre en todos los puntos cardinales de la tierra.


Testarudez que os aleja de mi camino.


Testarudez que os hace ciegos y sordos espirituales. Testarudez que os deteriora vuestro espíritu porque os impide orar, porque os impide reconocerme como a Vuestro Dios.


Os impide tener corazón de niños y pensamientos de niños.


Escuchad a Mi Madre, haced caso de cada uno de sus mensajes. 


Si ella se os aparece a todos vosotros hombres de toda la tierra, es porque su Inmaculado Corazón sufre, sufre porque muchas almas caen al infierno;
Almas que nunca se interesaron por Dios.


Almas que pocas veces frecuentaron los sacramentos. 

Almas preocupadas por el dinero, la ostentación y la fama.

Almas ricas intelectualmente, pero paupérrimas espiritualmente.


Mi Madre os ama con gran amor. Por eso os llama a una entrega total y sin reserva a Dios, porque el tiempo es cada vez es más corto. No dejéis para mañana el camino de la santidad. Mañana será demasiado tarde, tarde porque quizás cerraréis en esta noche vuestros ojos al mundo y los abriréis en la eternidad.


Dejaos tomar de sus manos, manos purísimas, manos benditas que son el soporte para vuestra debilidad.


Manos benditas que son defensa y armadura de Dios contra los ataques de satanás.


Manos benditas que son medicina para vuestra enfermedad.
Manos benditas que son sosiego para vuestro corazón perturbado.
Manos benditas que os da calidez de Madre.
Manos benditas que os conduce hacia lo más amado de su Inmaculado Corazón que soy yo.


Haced caso a sus advertencias pequeños míos. Advertencias que no son quimeras, son realidades. Advertencias que no son fábulas porque son mensajes apocalípticos escritos en el libro de la vida, en el libro Santo.


Advertencias en las que se os anuncia grandes sufrimientos sino volvéis a Dios.


Advertencias en las que se os anuncia el imperio de un anticristo. Anticristo que os engañará o seducirá porque sutilmente está camuflado en un disfraz de cordero.


Advertencias en las que se os ha anunciado alteración del tiempo, alteración del clima, desastres naturales y, aún, no creéis porque vuestro pensamiento aún esta demasiado cerrado, demasiado estrecho porque las puertas de vuestro corazón se hallan oxidadas. Porque, aún, no las habéis abierto a Mí.

Haced caso pequeños míos a las advertencias de mi Madre porque llegarán tiempos en que teniendo dinero en vuestro bolsillo no podréis comprar nada hasta que no hayáis sido sellados con el sello de la bestia.

Signo que arrebatará cantidades de almas de mi redil. Signo que arrancará cantidad de almas al pozo del lago eterno.

Haced caso pequeñitos míos a las advertencias de mi Madre porque es ella misma quien os elige para que seáis apóstoles de los últimos tiempos. Para que seáis feligreses de la Iglesia Remanente. Para que seáis soldados victoriosos de su Ejército. Para que seáis sellados con el signo de la Cruz, signo que os hace mis hijos elegidos, mis hijos señalados por el cielo, pero también mis hijos asediados y aborrecidos por satanás. 


Haced caso pequeñitos míos a las advertencias de mi Madre porque ella derrotará el imperio de satanás, porque el triunfo de su Inmaculado Corazón está próximo. Porque ella está encima de la verdadera Iglesia.


Iglesia que jamás será derrotada.
Iglesia que jamás será destruida.


Vosotros hijitos míos orad por mi advenimiento, orad por los sacerdotes, por mis obispos. Orad por mi Vicario acá en la tierra porque muchos de ellos sufrirán por ser fieles a mis mensajes, por ser fieles a mi doctrina, por conservar la pureza y tradición de mi Iglesia.




El tiempo es corto, el tiempo es corto volved a Mí, volved a mi Madre.

El tiempo se os acaba, no hay espacios para que posterguéis vuestra decisión, para que aplacéis vuestra conversión. Es hoy mismo que debéis regresar al refugio de amor de los Divinos Corazones.


Os amo y os bendigo.