¿Aprobación de Roma de la FSSPX para luego aplastarla?

Pentin afirma el siguiente error: 


El año pasado, el Papa hizo su primera propuesta a la Fraternidad, anunciando que las confesiones de la FSSPX serían válidas y lícitas durante y después del Año Jubilar de la Misericordia. Hasta entonces, Roma las consideraba canónicamente inválidas porque no tenían la jurisdicción necesaria.
Esto es muy interesante. Me gustaría pedirle al Sr. Pentin que cite el capítulo y el verso en el que Roma afirmó pública y oficialmente que las confesiones de la FSSPX eran “canónicamente inválidas”. Roma jamás lo hizo. 

Respecto al cardenal Müller, me sorprende que ponga exigencias sobre la Fraternidad en contradicción con el mismo Papa. Además, recientemente, el cardenal Müller declaró que Amoris Laetitia no autoriza la comunión sacrílega, cuando el texto claramente lo hace y el arzobispo Bruno Forte confesó que esa fue siempre la intención de Francisco. Al final, recomendaría a la Fraternidad tratar con el cardenal Müller con toda la importancia y respeto que le da Francisco. Tal como dijo Francisco a la confederación de religiosos de América Latina:
“Quizá hasta les va a llegar una carta de la Congregación para la Doctrina (de la Fe) diciendo que dijeron tal o cual cosa… Pero no se preocupen. Expliquen lo que tengan que explicar, pero sigan adelante… Abran puertas, hagan algo ahí donde la vida clama. Prefiero una Iglesia que se equivoca por hacer algo que una que se enferma por quedarse encerrada …”
En cuanto a un acuerdo potencial entre la Fraternidad y Roma, finalizaré trayendo a colación la reciente y brutal opresión de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada bajo el papado de Francisco, y las implicaciones que esto puede tener sobre una Fraternidad regularizada. Presentaré las mismas reservas sobre la estructura canónica que el obispo Fellay dio al cardenal Castrillón Hoyos en el año 2001. Como recuerda el obispo Fellay:
Entonces dije estas cosas al Cardenal y luego él dijo, “Así que, esto es lo que Roma le propone: queremos una solución en la que podamos resolver el problema de los obispos, obispos que serían ordinarios, es decir, obispos verdaderos, quizás incluso con diócesis, sacerdotes y fieles.” Luego habló sobre un arreglo como el del Opus Dei, es decir una prelatura personal. El anticipó nuestra dificultad con que sea el Papa quien elija el obispo que encabezará esta prelatura personal, dado que este es el procedimiento habitual. Él dijo que los sacerdotes de la Fraternidad o los obispos de la Fraternidad debieran proponer tres nombres al Papa cada vez que necesiten otro obispo para la Tradición…
Uno de mis argumentos fue, “No confiamos en ustedes. Usted es muy amable en lo que dice, pero no confiamos en ustedes. No en usted personalmente, pero en Roma.” Le hice saber que las acciones de Roma contra la Fraternidad de San Pedro no ayudaban a mi confianza. Roma ha intentado aplastar a la Fraternidad de San Pedro. La Fraternidad declaró estar con el Papa, con Roma, aceptó el concilio, aceptó la nueva misa, etc. El Cardenal me explicó por qué tuvo que destituir al P. Bisig:
No tengo nada contra quien desea celebrar únicamente la vieja misa, pero el P. Bisig quería hacer un juramento contra la nueva misa. No puedo aceptar a quien desafía la ley general de la Iglesia por escrito.
De hecho, la historia es que durante una especie de reunión de reconciliación de la Fraternidad de San Pedro [el P.Bisig] intentó imponer sobre los sacerdotes de san Pedro la promesa de celebrar la nueva misa sólo una vez al año.

Había sido insistente con el Cardenal, con que yo no confiaba en Roma por lo que había sucedido con la Fraternidad de San Pedro. “Ustedes hacen promesas a la Fraternidad, pero mire lo que le hicieron a la de san Pedro,” le dije. Y siempre me daba respuestas similares: “Oh, no es lo mismo. ¡San Pedro está contra la nueva misa. Ustedes están en favor de la vieja!” ¿Debiéramos confiar en respuesta semejante? El Cardenal dice, “sí, pero…” Sí, pero…. ¿qué? ¡Nosotros somos una amenaza mayor que la de san Pedro! En otro momento dijo, “Bueno, la de san Pedro no se encontraba protegida.” ¡Pero el Cardenal había sido designado su protector! Es como un policía que dispara a un niño y luego dice, “Él no llevaba puesto chaleco antibalas.” ¡Pero el deber del policía es proteger al niño, no disparar contra él! Entonces, aquí está el cardenal Hoyos diciendo que no estaban protegidos. ¿Cómo puede esperar ser protegida la Fraternidad?
Chris Jackson