Un arzobispo en bicicleta en el interior del templo

En noviembre de 2015, Sandro Magister escribía sobre la elección de candidatos progresistas por parte de Francisco en Italia:


"El primer y decisivo golpe realizado por Francisco a la conferencia episcopal italiana de impronta ruiniana fue, a finales de 2013, la expulsión del entonces secretario general Mariano Crociata, exiliado en la periférica diócesis de Latina, y el nombramiento como nuevo secretario de Nunzio Galantino, es decir, el menos votado en la larga lista de candidatos señalados al Papa por el consejo permanente de la CEI (Conf Episcopal Italiana).
Pero "los últimos serán los primeros". Y, efectivamente, a partir de ese momento Galantino se ha movido con poderes absolutos y sin oposición, seguro de su proximidad al Papa Francisco, eclipsando totalmente al presidente de la CEI aún en el cargo, el cardenal Angelo Bagnasco.

A continuación ha habido un serie de nombramientos, efectivos o no, que están dando cuerpo al cambio. Entre los recientes que han afectado a diócesis de primera importancia hay que señalar el nombramiento en Padua del párroco Claudio Cipolla, en Palermo de otro párroco, Corrado Lorefice, y en Bolonia de Matteo Zuppi, antes obispo auxiliar de Roma.

Sobre Lorefice y Zuppi y su verdadera o presunta filiación a la llamada "escuela de Bolonia", la corriente historiográfica que ha impuesto en el mundo una lectura del Concilio Vaticano II en términos de "ruptura" y "nuevo inicio"
en la historia de la Iglesia, puede leerse este post de Settimo Cielo:

> A Bologna e Palermo due nuovi arcivescovi. Della stessa "scuola"?

Pero se puede añadir que Bergoglio conoce a Zuppi personalmente desde hace años. Como miembro prominente de la Comunidad de San Egidio, Zuppi había viajado varias veces a Buenos Aires para llevar ayudas. Y no dejaba nunca de visitar al entonces arzobispo de la capital argentina.

En lo que respecta a los nombramientos no efectivos, estos atañen sobre todo al colegio cardenalicio, donde el Papa ha premiado, no a las sedes tradicionales de Turín o Venecia, sino a las menos tituladas de Perugia, Agrigento y Ancona.

En Ancona, el recién nombrado Edoardo Menichelli está muy unido al cardenal Achille Silvestrini, de quien ha sido su secretario personal. Y Silvestrini formaba parte de ese club de cardenales progresistas que periódicamente se reunían en Suiza, en San Galo, para discutir sobre el futuro de la Iglesia y que en los dos cónclaves de este siglo obstaculizaron la elección de Ratzinger y apoyaron la de Bergoglio. Un club que incluía a los cardenales Walter Kasper, Karl Lehmann, Carlo Maria Martini, Basil Hume, Cormac Murphy-O'Connor y Godfried Danneels. 

Publica La Cigüeña de la Torre:

30 abril, 2016 
Se llama Corrado Lorefice.  Tiene 53 años, fue nombrado arzobispo de Palermo por Francisco el 27 de octubre pasado, siendo un simple sacerdote y es más que probable que sea pronto cardenal. Pues ahí le ven haciendo el tonto en la iglesia. ¿Es un pecado gravísimo? No. Simplemente una tontería. Pero creo que conviene un poco de dignidad episcopal. ¿Cuándo aprenderán los obispos que hacer estupideces les deja e mal lugar? ¿Y que ahora las estupideces circulan a velocidad de rayo?