Schneider habla claro: mienten los que dicen que Lutero es un testigo del Evangelio

Adelante La Fe/
ALGUNOS TITULARES
FSSPX
“es muy evidente que ofrece frutos visibles para edificar la fe católica y transmite la integridad de la fe católica, la liturgia y la vida cristiana tal y como se practicaban durante varios siglos”
“Hasta donde sé no es demasiado lo que se les está requiriendo”
En el peor de los casos “podrían renunciar a la prelatura y continuar como están, así que no perderían nada”.
VATICANO II
Los textos del Vaticano II “pueden ser cambiados porque no son definitivos”
“actitud muy extrema y poco saludable de aceptar, de interpretar y mirar el Vaticano II y sus documentos casi como infalible, ex cathedra y esto no es verdad”
“críticas justas de Mons. Lefebvre y de la FSSPX a algunas expresiones del concilio”
COMUNIÓN EN LA MANO
Los sacerdotes “puede negarse a dar la comunión en la mano”
“Es muy doloroso encontrar esta práctica en una gran mayoría de las iglesias.”
LUTERO
“realizó en realidad un inmenso daño a la cristiandad entera”
” llamó a la misa una invención del demonio – lo cual es una blasfemia -, le llamó al papado una invención de Satanás ¿Cómo puede ser una persona así llamada testigo?”
OBEDIENCIA
Estar sometidos al papa ” no significa una obediencia ciega, por supuesto que no, porque no estamos en una dictadura”
COMUNIÓN A LOS “DIVORCIADOS”
“la conciencia no es el juez, ésta debe escuchar la voz de Dios”
“los sacramentos no son acciones privadas de cada individuo, los sacramentos son públicos, son las acciones más públicas de la Iglesia”
En el contexto del segundo congreso Summorum Pontificum celebrado en Guadalajara, México, este mes de febrero, nuestro coordinador general, Mauricio Ponce, ha tenido la oportunidad de entrevistar a Monseñor Schneider. Para aumentar su difusión internacional esta entrevista se ha realizado en inglés subtitulada al español.
-Su Excelencia Mons. Athanasius Schneider, gracias por esta oportunidad de tener esta entrevista para ambos sitios web, Rorate Coeli y Adelante la Fe. De parte de todos nuestros lectores le agradecemos esta oportunidad. Monseñor, de cara a la presente confusión y ambigüedades, y para clarificar algunas preocupaciones entre los fieles católicos, me gustaría empezar con algunas preguntas.
-En algunos asuntos monseñor tenemos una preocupación. Hay muchos sacerdotes que están contra la comunión en la mano pero por miedo a sus obispos y un supuesto espíritu de “obediencia” no se atreven a dejar esta práctica. ¿Es posible para estos sacerdotes hacer objeción de conciencia sobre esta práctica? ¿Qué les diría a los que dudan?
-MS: Existe un documento que fue publicado con la autoridad de Juan Pablo II que se titula Redemptionis Sacramentum en 2004, en relación a la disciplina de los sacramentos. Ahí se encuentra una norma que establece que cuando el sacerdote tiene la conciencia de que existe un peligro de profanación del Santísimo Sacramento, él tiene el derecho de no dar la comunión en la mano, así que por lo menos ahí se encuentra una norma. En este caso el sacerdote puede referirse a esta norma en Redemptionis Sacramentum y decir que dar la comunión en la mano contribuye usualmente, incluso demostrado por los hechos, a la pérdida de fragmentos que con frecuencia caen al piso o que se pegan en los dedos o en la palma de la mano y que existe incluso el peligro de robar la santa hostia, lo cual es un peligro real en varios lugares. Y cuando el sacerdote es consciente de esto, puede negarse a dar la comunión en la mano y pedirle a la gente que no haga esto.
Sería bueno que el sacerdote realice una catequesis para preparar a la gente, que haga una buena homilía de los peligros, de los peligros prácticos de dar la comunión en la mano y por el otro lado de la grandeza, realmente de la indescriptible grandeza, del Santísimo Sacramento. Así que, conforme él vaya educando a la gente pienso que, con el tiempo a corto plazo, la mayoría no recibirá la comunión en la mano. De modo que es una cuestión de educación, de paciencia, pero como he dicho cuando el sacerdote tiene realmente duda en su conciencia y está consciente de que existe un peligro pienso que puede negar la comunión en la mano y pedirlo de manera amable, al negarse debe hacerlo con caridad, quizás hablar antes con esta persona y explicarle con amor “por favor respeta también mi conciencia como sacerdote, yo también tengo una conciencia como sacerdote, y en este caso te pido no recibirla en la mano”. Es muy doloroso encontrar esta práctica en una gran mayoría de las iglesias.
-Un polémico documento del Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos equipara a san Ignacio de Loyola o san Francisco de Borja con Lutero… Martín Lutero, Calvino y otros, llamándolo “testigo del Evangelio”. Nosotros como católicos, conscientes del grave daño que el hereje Lutero causó a la Iglesia, ¿cuál debería ser nuestra postura o qué camino seguir si nuestras autoridades eclesiásticas nos invitan a considerar a Lutero como un testigo del Evangelio?
-MS: Bueno, este documento fue emitido por el Consejo Pontificio para la Unidad de los Cristianos y este Consejo no tiene autoridad doctrinal, por lo tanto, no debemos tomar muy en serio este documento que objetivamente se encuentra equivocado. Esto está en contra de las evidencias. No podemos poner al mismo nivel a Lutero y a san Ignacio, esto es una contradicción. Lutero no puede ser un testigo del Evangelio y la Iglesia no nos pedirá aceptar esto porque esto es sólo una declaración del Consejo Pontificio así que no debemos tomarlo en serio. Cuando examinamos con sinceridad y honestidad a Lutero y su trabajo, él realizó en realidad un inmenso daño a la cristiandad entera, dividió al cristianismo y este no es un testigo del Evangelio. Él negó casi toda la ‘tradición’ previa de 1.500 años, este no puede ser un testigo del Evangelio, quien se pone a sí mismo como la autoridad para interpretar la palabra de Dios. Esto está en contra de la fe que Cristo nos dio y que los apóstoles nos transmitieron en una forma básica. El rechazar la santa ‘tradición’ como fuente real de revelación y el entero pensamiento de la Iglesia que el Espíritu Santo dirigió en los asuntos dogmáticos y doctrinales. Y este es el caso, Lutero no rechazó la tradición disciplinaria o la tradición pastoral, sino que rechazó la tradición doctrinal fundamental de la Iglesia y la tradición doctrinal de la Iglesia es el Evangelio, esto es el Evangelio. Y cuando rechazó la sustancia entera de la tradición apostólica, inmutable y constante, que en el caso de Lutero fueron 1500 años, entonces estoy rechazando el Evangelio.
Por ejemplo, en Kazajistán donde actualmente vivo, había un santo sacerdote mártir que fue beatificado como mártir, el padre Alexi Zarinsky a quien mis padres conocieron de manera personal y que me bendijo cuando era niño, este sacerdote era del rito bizantino, pero católico, y los comunistas le pidieron, no negar a Cristo ni los sacramentos, sino negar un solo punto del Evangelio, la primacía de Pedro, el papado, que se encuentra en el Evangelio. Y en el tribunal el padre Alexi les respondió que si negaba ese punto sobre la primacía de Pedro negaría el Evangelio entero, sería el anti-testigo del Evangelio entero. Esto ocurrió en nuestros tiempos, murió en 1963.
Así pues, en el caso de Lutero, él rechazó el corazón de la Iglesia que es la Eucaristía, rechazó la esencia y sustancia sacrificial de la celebración eucarística y esto es el corazón de la Iglesia, la Eucaristía. Esto es sólo un ejemplo, ¿cómo puede ser uno testigo del evangelio cuando rechaza el corazón de la Iglesia?, la naturaleza sacrificial de la misa por sí misma y le llamó a la misa una invención del demonio – lo cual es una blasfemia -, le llamó al papado una invención de Satanás. ¿Cómo puede ser una persona así llamada testigo? Cuando hacemos esto o no creemos en el carácter sacrificial de la misa, o no creemos en el primado de Pedro, o no creemos de una manera católica en una inmutable tradición de la Iglesia, o estamos diciendo mentiras y jugando sólo un juego políticamente correcto lo cual es muy deshonesto, o tenemos una posición relativista donde lo que es verdad y lo que no es verdad es lo mismo.
Así que, en este caso, cuando este documento del Consejo Pontificio señala que Lutero está al mismo nivel como testigo del Evangelio que san Ignacio, están poniendo la verdad y el error al mismo nivel. Esto es una posición filosófica y teológica de relativismo, y esto es muy peligroso. De este modo creo que no debemos tomar en serio este documento ya que no tiene ninguna autoridad doctrinal y es por sí mismo contradictorio y completamente equivocado. Este documento no durará muchos años porque la Iglesia es más poderosa, las verdades inmutables son más poderosas que estos documentos tan débiles y equivocados, se perderán con el tiempo.
Gracias Monseñor por aclarar estos puntos.
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Recientemente mons. Fellay parece haber aceptado el guante que Su Excelencia le lanzó en diciembre cuando le decía que era irreal esperar que la situación fuera perfecta para firmar el acuerdo con Roma. A tenor de sus declaraciones parece haber un convencimiento por su parte de ir hacia adelante siempre que les dejen “ser ellos mismos”. En este punto ¿qué le diría a monseñor Fellay y al papa Francisco como último impulso para que estrechen las manos?
-MS: Yo diría en primer lugar que no es una cuestión de un acuerdo, porque cuando hablamos de un acuerdo existen diferencias. Pero en este caso, no existen diferencias en cuanto a la fe, en la fe católica. Así que es más bien una cuestión de la disciplina yo diría en primera instancia y, por lo tanto, esto se trata de una cuestión pastoral también, el que una comunidad como la FSSPX la cual es muy evidente que ofrece frutos visibles para edificar la fe católica y transmite la integridad de la fe católica, la liturgia y la vida cristiana tal y como se practicaban durante varios siglos.
Pero el problema es que esta manera en la que ellos trabajan y existen, desafortunadamente, no tiene el reconocimiento de la Santa Sede, este es un requerimiento para cada comunidad católica, un requerimiento indispensable para ser católico, el tener también una conexión canónica visible con la Cátedra de Pedro, al Vicario de Cristo. Este es un requerimiento básico de cualquier trabajo católico en el mundo. Sin embargo, debido a las condiciones específicas que se suscitaron después del concilio y que aún perduran, la profunda crisis de fe dentro de la Iglesia no ha sido posible que la FSSPX obtenga el reconocimiento oficial de la Iglesia.
Monseñor Lefebvre los fundó en 1970, pero desafortunadamente el reconocimiento que la Iglesia les había otorgado les fue quitado en 1975. Así que Mons. Lefebvre apeló en contra de esta supresión, la cual en mi opinión fue también injusta, pero su apelación fue rechazada. Y en cierto sentido cuando ahora la Santa Sede les otorgue el reconocimiento de su status canónico, esto sería en cierto sentido la aceptación de la apelación realizada por Mons. Lefebvre en 1975. Así que pienso que yo diría que el papa debería estar feliz cuando un número grande de sacerdotes, más de 600, varios cientos de hermanas, centenares de seminaristas y muchos otros fieles alrededor del mundo tendrán su reconocimiento oficial para continuar con su buena labor de evangelización, de edificación de la Iglesia, en un tiempo en el cual, en todo el mundo y de manera especial en el mundo occidental, estamos siendo testigos de una crisis de fe muy profunda dentro de la Iglesia y de un descenso de la vida cristiana. Así pues, en los tiempos de crisis debemos unir todas las buenas fuerzas eclesiales y por lo tanto pienso que este plan esperemos que sea alcanzado pronto… que el trabajo de Mons. Lefebvre y su comunidad, ahora que ha crecido mucho, puedan ser capaces de realizar su contribución de edificación de la Iglesia, de preservar la fe y de la educación de los sacerdotes de manera especial.
-Gracias monseñor. La fórmula propuesta de la prelatura personal parece ser vista por muchos como una panacea, sin embargo, el canon 297 del Código de Derecho Canónico establece claramente que para la implantación de una prelatura personal en una diócesis se requiere el permiso del obispo local. ¿Piensa Su Excelencia que bajo esta forma canónica podría implantarse la FSSPX en diócesis en las que el obispo sea hostil, que dicho sea de paso, serían la gran mayoría? ¿Cómo prevé podría desarrollarse esto para que este acuerdo no fuera luego sepultado en la práctica por dichos obispos, como le pasa a otros institutos como la FSSP que es sólo recibida por una ínfima minoría episcopal?
-MS: Bueno, pienso que este no es un punto muy fundamental. En la práctica, por supuesto, cuando el código de derecho canónico establece esto, es una ley general de la Iglesia. Una prelatura personal o incluso una orden de derecho pontificio debe pedir el permiso del obispo local antes de abrir su casa o de iniciar su apostolado. Así que es una práctica común en la Iglesia y lo fue también en la antigüedad antes del concilio como una ley canónica similar, aunque el término de prelatura aún no existía, pero si existía de derecho pontificio. Pero pienso, desde mi punto de vista que este no es un asunto problemático porque también debemos confiar en la Providencia de Dios. No podemos comportarnos en la Iglesia como una compañía de seguros con la seguridad de una póliza de que esto sucederá en un futuro. Somos la Iglesia no una entidad secular o política, sino sobrenatural también.
Así que en el momento presente la FSSPX tiene muchos laicos y muchos lugares donde están trabajando y donde ellos mismos no tienen suficientes sacerdotes, tengo conocimiento de esto, para atender a todos los lugares donde ya están presentes. Hasta donde sé, la Santa Sede ha establecido que en el momento en que la prelatura sea erigida, los lugares que ya existen y sus casas e iglesias serán automáticamente reconocidas, sin haber pedido la anterior aprobación del obispo. Esta disposición sería solo para las futuras nuevas fundaciones. Pienso que entonces la prelatura puede ir a otros obispos que la acepten y hay obispos que aceptarán y aquellos obispos que no la acepten no son eternos, pueden tener otro sucesor que aceptará. Así que debemos tener una visión más sobrenatural y confianza.
-Tener mayor confianza, que estas comunidades existentes de la FSSPX se acerquen a los obispos locales.


_MS: Sí
-Una de las mayores dudas en general sobre este posible acuerdo son las verdaderas intenciones del papa Francisco ¿Cómo puede entenderse que por un lado se destruya a los Franciscanos de la Inmaculada y por otro se tienda a un acuerdo con la FSSPX? ¿Por qué unos sí y otros no?
-MS: No podemos saber las intenciones, no podemos juzgar a priori las intenciones del papa Francisco hacia la FSSPX. Así que, en general, debemos asumir que cuando el papa les ofrece una prelatura es porque tiene buenas intenciones, es una ley moral básica. Por supuesto que las circunstancias, tal y como mencionaste, pueden inducirnos a suponer que las intenciones no serán buenas, pero no tenemos garantía, no podemos decirlo. Por lo tanto, como lo dije, debemos de confiar en la Providencia de Dios. Otro problema es la posibilidad hipotética que algunos de los miembros y de los sacerdotes de la FSSPX están temiendo es que cuando vean que son reconocidos como prelatura la Santa Sede pueda ejercer presión sobre ellos o requerirles abolir o cambiar algo de su identidad, pero en realidad estaría entonces en ellos el resistir y preservar su identidad. Así que incluso cuando ellos digan que pueda existir un caso hipotético, no podemos ver ni prevenir el futuro, pero sólo en éste hipotético caso quiero decir, en esta situación tan extrema donde en un futuro o después de algunos años de existir la prelatura la Santa Sede les pueda pedir cambiar algo en contra de su identidad, ellos deben resistir esto, decir que es injusto y que se opone a lo que fueron  sus intenciones al aceptar la prelatura y que eso destruirá su carisma. Entonces ellos deben resistir y entonces en mi opinión deben decir con todo el respeto a la Santa Sede “pueden quitarnos la prelatura de nuevo, no la necesitamos, lo más importante es preservar nuestra identidad por el beneficio de la Iglesia, no por nuestro propio beneficio sino por el de la Iglesia”. En este caso hipotético ellos tendrían que renunciar a la prelatura y continuar como están, así que no perderían nada. Está en ellos el preservar su identidad.
-Entonces, ¿ahora podemos decir que la firma de este acuerdo está en manos de la FSSPX? La última palabra, ¿Quién tiene la última palabra?
-MS: La última palabra la tiene por supuesto el santo padre, el papa. Hasta donde tengo conocimiento los requerimientos para que la FSSPX sea erigida como prelatura no son realmente demasiados, solo los elementos básicos de la fe católica, para ser católicos en unidad con el papa. Hasta donde sé no es demasiado lo que se les está requiriendo. No tengo un completo conocimiento de la fase actual de los asuntos en Roma entre la Santa Sede y la FSSPX pero de acuerdo a lo que he sabido antes no es demasiado lo que ahora se les está requiriendo. Así que quizás depende del papa creo, el dar un paso en concreto y ofrecerles una fecha en concreto.
-Monseñor… Varios eminentes autores, como Romanio Amerio y Gherardini, han señalado que el problema con el Vaticano II -núcleo de la discusión con la FSSPX- no son solo algunas interpretaciones desviadas, sino que algunos de sus textos, en sí mismos, favorecen el error y la confusión. ¿No piensa que incluso en medios conservadores sigue habiendo una especie de conciliolatría, de tabú a hablar de esto, tratando de defenderlo a toda cosa y con ellos deteniendo el verdadero debate sobre el origen de la crisis, y pues su solución?
-MS: Bueno pienso que en primer lugar deben entender lo que fue el Concilio Vaticano II. El concilio fue primariamente, incluso declarado por el papa Juan XXIII y por Pablo VI en repetidas ocasiones, un concilio pastoral no doctrinal ni dogmático. Fue la intención de la Iglesia el no otorgarles a estos documentos una enseñanza definitiva. Cuando no hay una enseñanza definitiva significa que puede haber alguna evolución en estas cuestiones e incluso correcciones y esto es normal, lo fue en el pasado también. Por ejemplo, hubo un concilio ecuménico que también fue dogmático en Florencia en el siglo XV y se declaró en un documento doctrinal, no pastoral, sino doctrinal, cuál es la materia del sacramento de la ordenación. La pregunta era si imponer las manos en el candidato o si darle el instrumento del cáliz, ¿cuál es el momento de la materia? Santo Tomás de Aquino dice que la materia se da cuando el obispo entrega el cáliz y dice: accipe potestatem celebrandi sacrifice missae… “recibe el poder de celebrar la misa”, pero otros teólogos en la Edad Media en la Iglesia oriental decían que era la imposición de las manos del obispo lo único necesario. Entonces el Concilio de Florencia optó por la posición de Tomás de Aquino, sin nombrar est materia la imposición de manos y fue un concilio ecuménico, aunque de hecho después del concilio la Iglesia permitió discusiones incluso en contra de esta posición. Había teólogos y el papa decía “por favor pueden discutir” incluso en contra de la posición del Concilio de Florencia en este asunto en específico, fue toda una discusión. Y fue hasta cuatrocientos años después que Pío XII en 1947 estableció de manera definitiva que la materia de la ordenación es sólo, únicamente, a través de la imposición de las manos.


Por lo tanto, incluso en el Vaticano II hay textos y fórmulas que, en una manera similar al Concilio de Florencia, pueden ser cambiados porque no son definitivos. Esto debe crear una atmósfera de discusiones que incluso en los asuntos del concilio Vaticano II no están en contra de la autoridad del Magisterio. Ahora, cincuenta o sesenta años más tarde tenemos una actitud muy extrema y poco saludable de aceptar, de interpretar y mirar el Vaticano II y sus documentos casi como infalible, ex cathedra y esto no es verdad y por esto pienso que las críticas justas de Mons. Lefebvre y de la FSSPX a algunas expresiones del concilio – no a su totalidad, sino a algunas -, es realmente una ayuda, será una ayuda para la Iglesia. Cuando la FSSPX sea completamente integrada como una institución canónica de la Iglesia ellos podrán realmente ofrecer de manera oficial a la Iglesia una buena contribución a las necesarias discusiones teológicas y profundizar algunos aspectos del concilio que tuvieron un carácter temporal hace cincuenta años, hace más de cincuenta años. Así que, en mi opinión será de ayuda. Aún las buenas críticas, las críticas teológicas de la FSSPX deben de hacerse, por supuesto siempre con respeto al Magisterio. Se trató de un concilio ecuménico y debemos tomar esto en consideración. Pero como repito, el Concilio Vaticano II fue principalmente un concilio pastoral.



Gracias Monseñor.
(Traducción Liliana de Aldecoa. Vídeo : Jesús Ramírez. Producción: Jesús González. Subtítulos Fabián Aldecoa)