“Basta ya, Francisco”


Por A. Friedl Zapata

Como ser humano, como profesional de la prensa, como católico duele escribir nuevamente sobre la decadencia moral, espiritual, a la que está llevando Bergoglio con su ideología, su hipocresía y su egolatría al Vaticano. Investigando el aspecto político de su papado, parecería tener entre manos un verdadero thriller que muy bien puede conducir a un cisma de la iglesia de San Pedro.
Ya he escrito varios artículos para este valiente medio acerca del controversial papado que estamos presenciando, bajo los títulos “Guerra en el Vaticano, la elección de Francisco en la mira”, en la que analicé el carácter fraudulento detrás de la elección de Bergoglio como Papa, producto de componendas mafiosas ; luego otro “Francisco tiene los días contados” acerca del peligroso e inminente peligro de un cisma en el Vaticano. Hoy agrego uno más, “Basta ya, Francisco” porque el rosario de errores e hipocresías papales no tiene fin.
Muchos católicos y no católicos no quieren ver la realidad, es más fácil creer tener a un Bergoglio santo, que no es capaz de mentir y ser hipócrita, esto es más cómodo, y a esto se suma la falta de información seria, veraz, de lo que sucede en el Vaticano, donde el Monseñor Darío Viganó a cargo de la poderosa “Segretaria per le comunicazione della Santa Sede”, amigo muy cercano del Papa, se dedicaba sistemáticamente a producir fake-news, a encubrir graves escándalos vaticanos, hasta que hace un par de meses tuvo que renunciar a su cargo, envuelto en un escándalo por hacer pública y tergiversar una misiva personal del ex papa Benedicto 16, fechada el 7 de febrero de este año. En la misiva entre otros detalles Benedicto se negaba a escribir el prefacio de un libro que está preparando Bergoglio. El sucesor de Viganó, el jesuita norteamericano James Martin, obviamente hombre de confianza del papa, ultra liberal y activo abanderado de los movimientos gays que buscan abrir el sacerdocio también para estos grupos, utiliza, como su antecesor, métodos nada transparentes en su accionar con los medios de prensa. 

(...)Pero pasemos a la sufrida Venezuela, a los horrendos crímenes allí cometidos, a los atropellos a los derechos humanos a la hambruna que allí presenciamos. ¿Y Bergoglio? El Papa nuevamente calla una y otra vez, y recordemos que el que calla otorga. Hace pocas semanas el ex presidente colombiano Andrés Pastrana, enormemente molesto por esta actitud lanzó una dura crítica a Bergoglio por su intolerable silencio ante los crímenes del régimen de Maduro, afirmando: “El silencio de Bergoglio ante la perversidad del régimen de Maduro es ya intolerable, es decir, frente a la represión, los crímenes, el hambre, la enfermedad y el destino que sufren los venezolanos “.
Esta increíble actitud de un Papa frente a un pueblo creyente, frente a 20 millones de católicos que han perdido casi 19 kilos de peso en un promedio nacional por las penurias alimenticias que están sufriendo en este paraíso del socialismo del siglo 21, al que Francisco no está dispuesto a criticar, porque comparte muchos de sus puntos de vista. No quiere ver los padecimientos que su propia iglesia está atravesando. Sus sacerdotes ya no cuentan con ostias y vino para celebrar sus misas, han tenido que recurrir al pan duro y al agua de la canilla, como lo denunció hace pocas semanas el obispo de la ciudad venezolana de Mérida, con sus 350.oo0 habitantes y sus 13 parroquias, Luis Enrique Rojas Ruiz, al periódico brasileño O Estado de Sao Paulo. Increíble que con un Papa así el 96% de la población se declara aún católica.
Pero el colmo de su indiferencia frente a la terrible situación que vive Venezuela, se vivió el pasado domingo 20 de mayo en la Plaza San Pedro en el Vaticano, en medio de un saludo dominical dedicado a su “amada Venezuela”, como Francisco insiste en llamarla. El texto que tenía para leer, preparado por la Secretaria de Estado de la Santa Sede, y que por primera vez mencionaba abiertamente la existencia de presos políticos en el país, y clamaba por su liberación, fue suprimido a último momento por el Pontífice, improvisando simplemente su mensaje lleno de lugares comunes, sin mayor trascendencia, atreviéndose a alzar la mirada ante unos 30.000 fieles congregados en la plaza. El texto del discurso preparado, que no se atrevió a leer ya había sido distribuido a los medios de prensa, lo que causó gran estupor y decepción en los medios de prensa, porque se esperaba finalmente una posición clara y frontal del Papa frente a la crisis en Venezuela. Pero Francisco optó nuevamente por callar cobardemente.
Ya que Bergoglio nació para hacer política y no para ser el líder espiritual de la iglesia católica, debería por lo menos desde el trono de San Pedro abogar, practicar una democracia de la solidaridad, ofreciéndole a todo aquél que sufre y ha sido despojado de sus derechos como los venezolanos, los nicaraguenses, los bolivianos, los cubanos, su apoyo y no estar realizando, como lo hace a todas luces, una selección ideológica, que está en completa contradicción con su misión papal.
Con un Papa así, lo mejor sería aconsejarle que Dios lo agarre confesado, como dice el dicho popular en nuestro continente.
De: Tribuna