Preocupaos por la salvación de vuestra alma







María Santísima dice:


No os preocupéis tanto. Preocupaos más bien en la salvación de vuestra alma. Alma que debéis purificar en los Ríos de la Gracia. Alma que debéis limpiar de toda infestación, de toda mugre, de toda suciedad. Preocupaos más bien en alcanzar una de las habitaciones en el Reino de los Cielos. No os afanéis tanto por las cosas del mañana; afanaos más bien por las cosas del tiempo presente; que vuestro corazón, que vuestros ojos estén puestos en las alturas del Cielo y vuestros pies enraizados y aferrados a la tierra. Mirad tantos acontecimientos, tantos sucesos que se están dando en este tiempo final y, aún así, permanecéis dormidos; aún así, permanecéis quietos; no reaccionáis frente a las manifestaciones de Amor Divino en este final de los tiempos.
Es Jesús el que está llamando a toda la humanidad a una conversión perfecta y transformadora.
Es Jesús el que os está preparando para su segunda llegada. Pero seguidle a Él. No sigáis, más, las cosas del mundo. Aferraos y adheríos al gran misterio de la cruz y así vuestro espíritu adquirirá la luminosidad de una estrella fulgurante en el firmamento.

Hijos míos: es María, Madre del segundo advenimiento la que os insta a que sigáis a Jesús.
No sigáis los falsos ídolos, los falsos dioses; ídolos y dioses que os sustraen de los caminos angostos y

pedregosos que os llevan al Cielo.
Reconoced, humanidad entera, que estáis en los umbrales de la Nueva Jerusalén: cielos nuevos, tierra nueva.


A Agustín del Divino Corazón