Siempre que puede, Bergoglio arremete contra los católicos practicantes y los que se empeñan en cumplir los 10 Mandamientos: ya sabemos su letanía de menosprecios, lo que no sabemos es si su reacción es contra los que van a misa o contra la misa misma. A partir de min 14.21 se puede apreciar sus invectivas.
El vídeo es con motivo de la rueda de prensa en el avión de vuelta de Panamá, a la pregunta de: ¿qué es lo que más aleja a la gente de la Iglesia?
Al pseudo papa no se le ocurre decir que la causa principal es él mismo con sus barbaridades y herejías, ni los curas maricas que violan a menores o acosan a los seminaristas, tampoco los descomunales abusos litúrgicos, los disparates de muchos obispos y curas bergoglianos, ni los escándalos financieros de los prelados, ni tampoco los infiltrados a miles que desgobiernan la Iglesia de Cristo
La principal causa, según él, somos los cristianos hipócritas que vamos cada domingo a misa, a los que nos pinta como verdaderos delincuentes y vividores. No existen para él los cristianos hipócritas que no viven la castidad, por ejemplo, porque ya ha dicho que el orgullo o la envidia son más graves que un pecado mortal contra el 6º
Capturas de pantalla de su declaraciones traducidas al inglés:
Más parece que estas afirmaciones suyas son para descargar su conciencia torticera que considera que los que defienden la fe y la Tradición (y van a misa) son falsos y duros de corazón, mientras él alegremente va cambiando la doctrina eterna de Cristo y consiente e invita a comulgar a los publicanos (divorciados `recasados´) no arrepentidos, sin corregirlos.
*Habrá olvidado Bergoglio que los doctores de la ley tramaron el deicidio, pero le parece estupendo compararnos con ellos, a pesar de que es él, el que entrega a la profanación al Cristo completo en la hostia santa, con su Amoris Laetitia.
Su ignorancia es tan grave que ha llegado a afirmar, también en Panamá, que Jesús tuvo (mujeres) catequistas, como si en aquel tiempo hubiera existido levitas, escribas o doctores de la ley femeninos. Peor aún, como si la Virgen quien estudió en el Templo desde pequeña y era una verdadera Doctora, con la Sabiduría perfecta por ser Esposa del Espíritu Santo, no hubiera sido la maestra del pequeño Jesús, quien humilló su inteligencia humana para aprender como lo hace cualquier niño, del trabajo de san José, un oficio y la ley judía de labios de ambos.