Durante su encuentro con jesuitas el 5 de setiembre en Mozambique, Francisco recomendó una diatriba del jesuita Antonio Spadaro y del pastor protestante Marcelo Figueroa como un “ensayo importante”.
El texto maniqueo, publicado en julio del 2017 en Civiltà Cattolica, difama a los cristianos de Estados Unidos como “teocráticos”, “maniqueos”, comprometidos en un “ecumenismo de odio”, “xenófobos”, “islamófobicos”, “intolerantes” y “fanáticos belicistas”. Probablemente a causa de su propio “antisemitismo” ambos olvidaron incluir el “antisemitismo”. Por el contrario, saludan a Francisco como un símbolo brillante de “inclusión, paz, encuentro y puentes”.
Los dos censuran también que los “fundamentalistas” evangélicos y los “integristas” católicos trabajan juntos en torno a temas como “el aborto, el matrimonio del mismo sexo, la educación religiosa en las escuelas y otras cuestiones” y los culpan por negarse a aceptar las visiones apocalípticas de los alarmistas climáticos.
El artículo es tan malo que incluso el arzobispo de Filadelfia, monseñor Charles Chaput, presentó sus objeciones. Encontró a los autores culpables de “embrutecimiento” y de “presentar en forma inadecuada” la cooperación católico-evangélíca sobre temas esenciales.
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