Iglesias cada vez más vacías en EEUU e Italia


En Japón, donde el papa Francisco aterrizará mañana, los bautizados en la Iglesia Católica son apenas el 0,4% de la población. Sin ninguna señal de crecimiento numérico.
Pero también en dos países de Occidente, de consolidada presencia católica, las estadísticas bajan drásticamente. Estos dos países son Estados Unidos e Italia.
EN ESTADOS UNIDOS
En Estados Unidos es una voz autorizada la última encuesta del Pew Research Center de Washington
En conjunto, los cristianos de todas las confesiones han caído del 78% de la población en el 2007 al 65% en el 2019, mientras que en esos mismos años los que se declaran ateos, agnósticos o sin religión – los llamados “ninguno” – han crecido del 16% al 26%.
Separando a los cristianos entre protestantes y católicos, los primeros han caído en los últimos años del 51 al 43%, y los católicos del 24 al 20%.
Los cristianos que dijeron haber asistido a Misa en una iglesia o en otro rito al menos una vez al mes han caído del 54% al 45%. Mientras que los que dijeron haberlo hecho sólo pocas veces en un año o nunca, excluidos los matrimonios o los funerales, han crecido del 45 al 54%.
Esta caída en la práctica religiosa incluye casi al mismo nivel a varones como a mujeres, tanto blancos como negros o hispanos, tanto a instruidos como a poco formados. Lo que marca una fuerte diferencia son sobre todo la edad y la tendencia política. Los “millennial”, es decir, los nacidos en los años 80’ y en los primeros años de los 90’, junto a los que votan por el Partido Demócrata, son los ciudadanos estadounidenses que registran la caída más fuerte en la práctica religiosa y el crecimiento más decidido de los “ninguno”.
Entre los “millennial”, hoy los cristianos son el 49% y los “ninguno” el 40%. Van a la iglesia al menos una vez al mes el 35% y nunca o casi nunca el 42%.
Entre los ciudadanos estadounidenses de origen hispano los católicos constituían la mayoría hace diez años, el 57%. Hoy son menos de la mitad, el 47%, con los “ninguno” que en el interín se elevaron al 23%.
El área en la que la caída de los católicos es más pronunciada es el noreste, donde en los últimos diez años han descendido del 36 al 27% de la población. Casi estacionaria es, por el contrario, su baja presencia en el sur, donde eran hace diez años el 17% y hoy son el 16%. Pero en el sur es más marcada la caída de los protestantes, que en diez años descendieron del 64 al 53% de la población.
Entre los protestantes, él único índice en crecimiento es el de los “born-again” [nacidos de nuevo] y el de los “evangélicos”, que en los últimos diez años han pasado del 56 al 59% del total.
Mientras que entre los electores del Partido Demócrata la variación más visible es el crecimiento de los “ninguno”, que en los últimos diez años han saltado del 20 al 34%.
EN ITALIA
También en Italia los católicos están declinan. Lo prueba la última de las periódicas investigaciones del IPSOS, cuyo presidente Nando Pagnoncelli se refiere a ello en el último número de “Vita e Pensiero”, la revista de la Universidad Católica de Milán.
Respecto a diez años atrás, los católicos comprometidos, que frecuentan al menos semanalmente las funciones religiosas y prestan alguna actividad en forma voluntaria, han caído 2 puntos y hoy son el 9% de la población.
Los católicos asiduos, que frecuentan las funciones religiosas al menos una vez a la semana pero no hacen ningún trabajo voluntario, se han precipitado del 21 al 14%.
Los católicos tibios, que frecuentan de vez en cuando las funciones religiosas, han disminuido del 39 al 34%.
Los católicos no practicantes son estables, en torno al 12%.
Mientras que casi se han duplicado los que se definen como no creyentes, del 14 al 27% de los italianos, con los picos más altos entre los jóvenes – el 46% entre los 18 y los 24 años y el 39% entre los 25 y los 34 años – y entre las clases más dinámicas e instruidas, especialmente del norte.
En las elecciones europeas de la primavera del 2019, la Liga ha sido el partido más votado por los católicos practicantes, tanto por los asiduos, con el 32% de los votos, como por los ocasionales, con el 38,4%.
Siguen el Partido Democrático, con el 26,9% de los votos entre los practicantes asiduos y con el 20% entre los ocasionales, y el Movimiento 5 Estrellas, con el 14,3% entre los asiduos y el 18,9% entre los no creyentes.
Si se suman los votos dados a la Liga, a Fuerza Italia y a los Hermanos de Italia, entre los católicos la centroderecha está decididamente a la cabeza, con el 42,8% entre los practicantes asiduos y el 55,9% entre los ocasionales.
La elevada aprobación expresada por los católicos al líder de la Liga, Matteo Salvini, resulta vinculada principalmente a los temas de los migrantes y de la seguridad. Escribe Pagnoncelli:
“Por cuanto la Iglesia y el Papa se han expresado explícita y fervorosamente por una política de acogimiento aunque “moderada”, también entre los católicos más asiduos prevalece una actitud de compartir las políticas más restrictivas. En los momentos de intransigente cierre de los puertos practicado por Salvini, la relativa mayoría de los católicos comprometidos, el 44%, se unió a la línea intransigente de impedir cualquier desembarco, consenso que llegó a la mayoría absoluta entre los católicos asiduos, con el 51%”.
Se nota que el fenómeno migratorio está influenciado por una percepción largamente distorsionada. Basta pensar que en los medios de comunicación los italianos consideran que los extranjeros representan el 30% de la población residente, contra el 10% real, y que los musulmanes sean el 20% de los residentes, contra el 4% efectivo.
En todo caso, al cierre de los puertos a los recién llegados le acompañan relaciones serenas y civiles con los extranjeros ya presentes en Italia. “Esta ambivalencia de fondo – comenta Pagnoncelli – está bien representada por las madres de una parroquia del norte de Italia que suelen transcurrir los domingos a la tarde cosiendo ropa para los niños de familias extranjeras de bajos ingresos, pero se declaran favorables a la línea de firmeza y al cierre de los puertos y se expresan con entusiasmo respecto a Salvini. O también en una activista de la Liga que se prodiga para buscar un camisón y una bata para una mujer nigeriana sola y a punto de dar a luz”.
En Italia, entonces, entre la Iglesia, el Papa y los católicos las opiniones no están alineadas, tampoco en los segmentos más practicantes. Es un fenómeno que remite a todo el mundo occidental, donde cuenta siempre más la opinión individual. También cuando se escucha qué dice la Iglesia, la decisión se la toma en forma aislada. Concluye Pagnoncelli:
“Fe y política son dos fragmentos de una identidad individual múltiple, fragmentos que conforman cada vez menos las opiniones y las actitudes de creyentes que parecen estar lejos de una visión única y coherente de sí mismos. Este pasaje, y la necesidad de referirse a él, es central también para la Iglesia. Y los católicos son parte de esta sociedad que muta”.