¡Jesús solo! Yo te basto para todo



PENSAMIENTOS
(De las enseñanzas de Jesús a Sor Consolata)

Por ningún motivo quites la mirada de Jesús, así más rápidamente llegarás a la eterna orilla.

Te quiero perfecta, te quiero continuamente conmigo, por tanto: ¡Jesús solo! Yo te basto para todo. Te fías de mí ¿verdad?

Cierra todas las puertas de los sentidos. Vivamos en la intimidad siempre, nosotros dos solos; cierra la entrada a todo pensamiento, a todos, siempre nosotros dos solos.

Yo soy siempre fiel a mis promesas; así tú, si permaneces siempre en mí serás fiel a lo que me prometes, a todos tus propósitos, porque lo que hay en la vid, hay también en los sarmientos.

Tú permanece en Mí y seremos una sola cosa y darás mucho fruto y llegarás a ser poderosa, desaparecerás como una gota de agua en el seno del océano; pasará a ti mi silencio, mi humildad, mi pureza, mi caridad, mi dulzura, mi paciencia, mi sed de sufrimiento, mi celo por las almas, de querer salvarlas a toda costa.

Recuerda siempre que sólo Yo soy santo y puedo hacerte santa, transformando mi santidad en ti: mi santidad será la tuya, como tuya mi pureza, tuya mi humildad, ¿has entendido?

Mira, Yo soy Amor y para que tú permanezcas en el amor, tú permanece en Mí y Yo en ti.

Necesitas tener un dominio tal sobre tus pensamientos y tus palabras, que el demonio no pueda nada contra ti y este dominio te lo favorece el acto de amor.

Mientras tú ames, el demonio no puede hacer entrar en ti un pensamiento malo, porque todas tus facultades son absorbidas por el amor; si tú cesas de amar, sí que lo puede. Por eso tú ama siempre.

Este incesante acto de amor te da la triple virginidad: corazón, cuerpo, espíritu.

Si tú desapareces, no dejas entrar un pensamiento, Yo pensaré en ti; si tú no hablas, Yo hablaré en ti; si no buscas hacer tu voluntad, Yo actuaré en ti: no vivirás más tú, sino Yo en ti.