¡Estáis a punto de ver a Dios en el cielo!



Carbonia, Italia, 26 de mayo de 2018


En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, os bendigo y os consagro.

Soy vuestro Jesús, soy el Consolador, vengo a poner el bien donde el bien ya no está.

Hijos míos, amados de vuestro Jesús, he aquí que desciendo de Mi Cielo, vengo a llevaros a todos a Mí, vengo a uniros a Mí, a daros de Mí y a haceros partícipes de Mí en la vida eterna. He aquí que ya suenan las campanas, el glorioso himno a Dios Amor se está cantando en el cielo.

El templo ha sido derribado, el diablo se ha atrevido a ponerse en el lugar de Dios, ahora comenzará la Justicia Divina, no hay más tiempo, el tiempo ha sido dado, este es el momento de poner fin a todo lo que no pertenece a Dios.

¡Hombres de Dios, estáis a punto de presenciar el Milagro, estáis a punto de ver a Dios en el cielo!

He aquí que veréis su Rostro, y vuestro corazón se estremecerá, vuestros pecados aflorarán en vosotros, ¡¡¡conoceréis el horror de vuestros pecados!!!

Hijos míos, pedid perdón a Dios con el corazón contrito, arrodillaos ante su Cruz, no os atreváis a ir contra Aquel que os amó hasta la muerte en la Cruz para salvaros.

La tierra tiembla, los cielos truenan, los volcanes rugen y vomitan todo su fuego. ¡El sol se manifestará en su maldad y destruirá gran parte de esta Tierra!

Sus rayos quemarán las espigas, las plantaciones serán destruidas, una gran sequía vendrá sobre la Tierra y será el llanto y el crujir de dientes.

Seréis catapultados hacia atrás hombres, viviréis la vida con gran esfuerzo.

La tecnología desaparecerá, retrocederéis, no tendréis más comodidades; las telecomunicaciones estarán bloqueadas, no podréis utilizar ni los teléfonos móviles ni los ordenadores, y no tendréis más medios para desplazaros que vuestros pies.

Deteneos ante el Crucifijo, postraos ante Jesús. Arrodillaos ante el Santísimo Sacramento

¡y pedid perdón por vuestros pecados y los de toda la humanidad!

¡El trueno pronto será escuchado por todos los pueblos de la Tierra! Será la señal que anuncie la intervención divina.

¡Purificaos, hijos, purificaos! Poneos en camino hacia el Cielo, y apresuraos a abandonar todo lo que está caído. He aquí que han llegado los momentos anunciados, el Dios vivo interviene para poner orden en Su Iglesia.

Vamos, valientes soldados de Jesús, preparaos, vuestra tarea comienza ahora en la gran batalla, preparaos, ungíos y comunicaos con Jesús para ser fuertes en la batalla.

La hora es ardua, el tiempo es el del fin del mal, ...¡un nuevo día está a punto de amanecer para los hijos de Dios!

Moved vuestros corazones hacia el Altísimo, poned todos vuestros pensamientos en Él, pedidle ayuda y transfiguración como hijos de Dios. Es un tiempo de oración, es un tiempo de dolor para aquellos que no se han dejado llevar por la mano de Dios.

Trabajad la viña del Señor, ahora vuelve a pediros los frutos, estad preparados, vuestro sí debe ser veraz para tener la recompensa.

                                  

Oigo el canto de vuestros corazones, perdonaré a todo hombre que celebre el Amor en su corazón.

Adelante, Mis pequeños, vuestra tarea es estar al lado de María y deleitarla con vuestra obediencia a Mí.

Os amo, os bendigo y os espero como os ordeno.

¡Amén!

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