Experiencias místicas de Eduviges Carboni



Jesús la escogió desde toda la eternidad para ser su víctima de amor. Y ella se ofreció generosamente a Él por la salvación de los demás, especialmente de los pecadores. Jesús le pedía insistentemente oraciones y sacrificios, porque muchas almas estaban en peligro de condenación eterna.

Escribe en el Diario el 25 de mayo de 1941: Mientras rezaba delante del Santísimo Sacramento, me quedé en éxtasis y vi a Jesús en la cruz sangrando de cada una de las llagas. La sangre caía hasta el suelo. Vi ángeles con cálices de oro que los acercaban a las llagas. En un momento, los cálices se llenaron..., pero parte de la sangre caía al suelo. Jesús lloraba. Yo le dije: “¿Por qué lloras?”. Me respondió: “Hija, lloro porque tanta sangre que derramé en la Pasión se desaprovecha sin dar ningún fruto”30.

Después de la comunión, he visto tres cruces. En la del medio estaba Jesús, las otras dos estaban vacías. Entonces, se acercó don Bosco y me dijo: “Hija, Jesús me ha encargado buscar almas víctimas para reparar tantas ofensas que continuamente recibe, especialmente por las modas inmodestas y para que se consiga la paz entre las naciones. Hija, después de tanto buscar, te encontré a ti y a Gracia. Estas dos cruces vacías servirán, una para ti y otra para Gracia”31.

Gracia fue una de las grandes amigas de Eduviges, un poco mayor que ella, de alma pura y bella que, a sus 33 años, se consagró totalmente a Jesús, ofreciéndose víctima para conseguir la paz en la segunda guerra mundial. Quedó ciega. Eduviges siempre se acordaba de ella y le hacía llegar paquetes de víveres, sabiendo lo necesitada que estaba. Gracia murió el 17 de noviembre de 1951 en el Hospicio de las Hermanas del Cottolengo de Pozzomaggiore. Tres meses más tarde moriría Eduviges en Roma.

Jesús la quería tanto a Eduviges que para que se asemejara a Él, le dará sus estigmas o llagas en los pies, manos y costado. También sufrirá la corona de espinas. Escribe en su Diario: Una noche, mientras rezaba, se me presentó un ángel con una corona en la mano. Me la puso en la cabeza y sentí un fuerte dolor, porque me clavó toda la cabeza de modo que durante bastantes días no pude abrir un ojo, porque estaba rojo y dentro parecía que había una espina32. Otro día, un ángel le traspasó el corazón como a otros grandes místicos, fenómeno que algunos llaman transverberación. Escribe: Rezaba al buen Jesús y, de pronto, se me presentó un ángel que me hirió el corazón. Esa herida la siento hasta ahora. Es una herida que me hace arder de amor a Jesús33.

Pero Jesús le pidió que se ofreciera víctima de modo especial por los comunistas. Ella dice: Me soñé que la santísima Virgen me decía: “Hija mía, prométeme sufrir todas tus tribulaciones, desprecios, abandonos y sufrimientos por la conversión de los comunistas”. Le dije: Inmaculada, yo y Paulina te consolaremos y haremos penitencia para consolar tu corazón materno y no cesaremos de rezar hasta que todos los comunistas se hayan convertido a tu Inmaculado Corazón y al divino Corazón de Jesús34.

Un día se le apareció sor Gabriela Sagheddu, trapense, víctima ofrecida por la Iglesia anglicana para que se uniese a la católica, y le dijo: Ofreceos las dos como víctimas para que los comunistas se puedan unir de nuevo a la Santa Madre Iglesia35.

En una carta al padre Ignacio Parmeggiani le escribe así: Padre, Jesús me dijo ayer por la tarde: “Hija mía, reza por la salvación de tantos comunistas chinos. Son malos y crueles. Hasta ahora han arrestado a diez obispos”36.

En junio de 1941 anota en su Diario: Mientras hacía oración, quedé en éxtasis y se me representó san Juan Bosco que me dijo: “Hijita, acuérdate que te has ofrecido víctima por la liberación de los pobres rusos del bolchevismo, encarnizado enemigo de Dios. Reza para que pronto, el crucificado entre en Rusia”37.