Trevignano Romano, 12 de junio de 2021
Hijos míos, gracias por estar aquí en oración. Hijos míos, os pido que escuchéis mi consejo y la voz de mi Hijo, para que os salvéis. Mis profetas han escrito mucho y han hablado mucho para la salvación de la humanidad, pero vosotros no escucháis.
Algunos de mis hijos predilectos (sacerdotes) se han alejado de mí y de Dios sin comprender que esto no les llevará a la salvación, sino a la perdición. Hijos míos, rezad mucho por este mundo, que ahora está cubierto por las tinieblas; la luz de la fe es muy débil y, por tanto, ya no será posible evitar el juicio de Dios, que llegará pronto.
Hijos míos,
y podéis encontraros en la desesperación total. La providencia llegará de todas partes, no tengáis miedo, confiad en las palabras de Jesús y guardadlas en vuestro corazón.
Vivid estos mensajes, sed fieles a la palabra de Dios y al Evangelio. El corazón de mi Hijo sangra por los pecados de la humanidad, se salvará quien, hasta el final de los tiempos, escuche mis llamadas.
Recordad, os amo mucho, quien esté con Dios no tendrá nada que temer. Ahora os dejo con mi bendición maternal en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, amén.
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