No recéis sólo con los labios sino con el corazón




Luz Amparo ¡Dios mío! ¿Qué puedo hacer, Dios mío, para ayudarte a reparar tanto dolor?

¿Y a Ti, Madre mía? ¡También tu Corazón está traspasado por grandes espinas! ¡Enséñame a orar, Señor! ¡ Enséñame a ser más víctima, para consolar vuestros Corazones y para enseñar a los hombres que consuelen vuestros Corazones!

LA VIRGEN:

Enseña a los hombres que aprendan a orar con el corazón, no con la boca, hija mía. Sólo mueven los labios, pero su corazón no se ejercita.

Como he dicho, hija mía, sí los hombres se pusieran por penitencia la caridad, conseguirían el amor. Pero los hombres no aman porque no practican la caridad. Sólo piensan en rezar mecánicamente, como los fariseos, hipócritas fariseos.

Moved vuestro corazón y no mováis tanto vuestros labios. Me gusta la oración que sale del corazón porque es la oración que se comunica con Dios.

Hoy habrá una bendición especial para todos aquellos que acudan a este lugar y todos quedarán sellados de cualquier parte del mundo que vengan. Será una protección para su alma, hija mía.

Levantad todos los objetos. Todos serán bendecidos, hija mía, con bendiciones especiales para su salvación.

Os bendigo, hijos míos, como el Padre os bendice, por medio del Hijo y con el Espíritu Santo.

La paz os dejo, hijos míos. Adiós.


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