Fin a la tiranía de la Comunión en la mano —Barcelona



Octubre 26, 2021  

El 22 de octubre se hacía público un decreto firmado por nuestro simpático y dicharachero arzobispo Omella con la actualización de las medidas sanitarias

Lógicamente este decreto deroga los anteriores del 4 de mayo y del 3 de diciembre de 2020, y por tanto algunas de las restricciones más duras e incluso poco legales (ya que la Iglesia Universal no ha eliminado o suspendido temporalmente algunos de los derechos de los fieles), por fin han pasado a la historia, dejando muchos daños colaterales de los que la Iglesia barcelonesa se resentirá durante mucho tiempo.

El primer cambio significativo es que vuelve el precepto dominical, por tanto la obligación para todos los fieles de participar de la Santa Misa los domingos y fiestas de guardar, a no ser que causas graves y justificadas se lo impidan. Es evidente que este cambio no va a devolver la "normalidad", una mala pedagogía a la hora de explicar la suspensión del precepto por causa de la pandemia, ha hecho que muchos fieles se acostumbren a ver la Eucaristía por la televisión y que ahora difícilmente vuelvan a los templos. No sé por qué se hizo tal suspensión, el Derecho Canónico (c. 1389) ya prevé que en situaciones excepcionales uno queda dispensado del precepto. Ahora nuevamente faltará pedagogía, para que se recuerde a los fieles que deben volver presencialmente a recibir al Señor sacramentalmente, parece que a nuestros dirigentes eclesiales, no les importa demasiado que las iglesias estén mucho más vacías que antes de la pandemia.

Pero quizá el punto más importante de este decreto, porque ha hecho sufrir a muchos sacerdotes y fieles es el de poder volver a recibir la Sagrada Comunión en la boca, sin el sentimiento de estar desobedeciendo a tu obispo. Esta decisión fue una cacicada de Don Juan José, otorgándose una potestad como obispo que no le da la Iglesia, donde prevalece el derecho del fiel a decidir en el momento de comulgar. El nuevo decreto habla de "recibir preferiblemente la Comunión en la mano". Está claro que preferentemente no es exclusivamente, por tanto se recupera el derecho de los fieles a hacerlo en la boca, algo de lo que les fue privado de manera injusta e ilegal.

Como en el caso del "precepto dominical", el daño ya está hecho, y muchos sacerdotes "progresistas" ya nunca más darán la Sagrada Comunión en la boca, e incluso se guardarán alguno de los decretos anteriores (no este último) para decir que es mandato del obispo que se haga así.

Ha sido muy triste durante este tiempo ver fieles salir llorando de la fila porque el sacerdote les ha negado comulgar en la boca, o incluso duros enfrentamientos verbales entre el fiel y el ministro de la Eucaristía, a grito pelado en un momento tan sagrado como éste. Sé de muchos sacerdotes que se lo han pasado muy mal y que han tenido verdaderos problemas de conciencia sobre si aplicar o no los decretos episcopales anteriores.

Y es que es poco comprensible que los fieles estén viendo en su casa la Santa Misa televisada por la cadena TRECE, perteneciente a la Conferencia Episcopal Española y comprobar como los fieles podían recibir la Sagrada Comunión en la boca y luego el arzobispo de Barcelona que es presidente de la citada Conferencia Episcopal se lo impedía aquí.

No voy a negar que Don Juan José está haciendo cosas bien (esto no es blanco o negro), como es el caso del nombramiento del Rvdo. Emili Gil como pro-vicario general y párroco de la basílica de Sant Josep Oriol, del que nos hablaba ayer el amigo Oriolt, pero a veces mete la pata hasta el fondo como ha sido su actitud con respecto a la pandemia, por suerte, aparentemente, estamos saliendo de ella.


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