Del vapuleo de los medios pro-Bergoglio a Ratzinger, el verdadero Papa: un boomerang para el autodenominado Papa Francisco
E insisten. Pero lo hacen de forma tan burda y torpe que el ataque mediático-judicial, promovido -casualmente- por el archienemigo del Papa Benedicto, el supermoderno cardenal Marx , se vuelve contra los bergoglianos. De hecho, se han levantado voces de indignación desde numerosas partes de un mundo católico que también sigue considerando de buena fe a Bergoglio como el Papa legítimo.
" Arrojan a Ratzinger del Vaticano"; "¿Por qué nadie defiende a Benedicto?"; Vergüenza en el Vaticano; fuego amigo contra Ratzinger "etc.
El reproche es natural, tanto por el inútil y mal ataque a un hombre de 94 años, como por el hecho de que todo el mundo sabe que Ratzinger ha sido el clérigo que más se ha dedicado, teniendo en cuenta su papel de cardenal y -aún relevante- de papa, a contrarrestar la lacra de los abusos. Incluso Bergoglio lo admitió hace unos años, en este vídeo aquí.
Y ahora, ¿por qué el autodenominado "Papa Francisco" no dedica ni una palabra a defender a su "sabio abuelo", como lo definió irreverentemente en una entrevista hace unos años?
En efecto, Bergoglio pisa brutalmente su mano invocando demagógicamente la "justicia para las víctimas de los abusos", esas mismas víctimas que él, como arzobispo de Buenos Aires, no quiso recibir, como lo prueba el documental "El Código del Silencio "
Esas mismas víctimas que, en el memorial en 4 tomos "Estudio sobre el caso Grassi", encargado por Bergoglio (está escrito en el texto) para impulsar a la justicia argentina a absolver al cura pedófilo Julio César Grassi fueron acusadas de haber inventado todo, de ponerlas en la picota como mentirosas y hasta de dudosa orientación sexual.
El cambio de ritmo y las incoherencias son tan evidentes que realmente no se entiende cómo en el Vaticano no se dan cuenta. Pero, ¿quién gestiona estas operaciones? ¿No tienen un "spin doctor"?
De hecho, se produjo un nuevo desastre con el anuncio de una próxima investigación similar también en Italia, para intentar golpear a Ratzinger también desde el lado italiano.
¿Por qué no promover una investigación también EN ARGENTINA, a estas alturas?
El objetivo de toda la operación es claro: el de desprestigiar tanto al verdadero Papa Benedicto XVI, como deslegitimarlo a los ojos del mundo para justificar el golpe vaticano utilizando una base emocional-mediática, según lo que es el típico modus operandi de Bergoglio.
Basta recordar la FARSA de la visita a la tienda de discos de hace unos días, montada con la ayuda del fotógrafo Javier Brocal que siempre le ha seguido de cerca. Quisieron reiterar, ofendiendo la inteligencia de 1.000 millones y 285 millones de personas, que el encuentro entre ambos había sido casual, pero gracias a la ayuda de un matemático calculamos que las probabilidades eran del 0,000000062%.
La operación contra el verdadero Papa Benedicto, sin embargo, tuvo el mérito de cavar otras decenas de metros en la zanja que ya divide a las dos iglesias, la verdadera, de la falsa. Llamó la atención sobre el papa emérito, que se llama así no porque sea el anterior papa, sino porque es el único que "merece" ser papa, el único que tiene derecho, como del verbo latino "emereus".
La cruel e inconsistente paliza mediática a Benedicto ha despertado una gran simpatía hacia el anciano, un verdadero papa que parecía olvidado y que ahora aparece exactamente como lo que es: la víctima de una usurpación.
Esta atención mediática permitirá pronto al público, recordado emocionalmente al Papa Ratzinger, profundizar racionalmente en el hecho de que Benedicto XVI nunca abdicó, sino que se retiró en sede impedida (canon 412) asegurándose de que Bergoglio se hiciera antipapa. y que todos los modernistas cismaran por igual. De hecho, la lógica no perdona: en el fondo de las mentes de la gente ya florece una duda legítima: ¿pero por qué esta furia contra el Papa Benedicto de 94 años? ¿Qué hay debajo?
Para leer toda la investigación que muestra cómo el verdadero Papa es sólo Benedicto XVI haga clic aquíy lea al final, especialmente los capítulos 1,2,5.
Para informes, escriba a: codiceratzinger@libero.it