¿Por qué rechazan Mis advertencias para prepararse para Mi Segunda Venida?
21 de febrero de 2012
Mi querida hija, cómo sufres en Mi Nombre y en el de mi amado Padre.
Debes ser fuerte, ya que estos mensajes provocarán indignación en algunos sectores, aunque inspirarán y darán fuerza a otras almas.
Mi santa palabra fue rechazada por los hombres cultos, durante mi tiempo en la Tierra.
Fui rechazado como un fraude por los sacerdotes y los que decían ser hombres santos.
Aquellos que dicen que el trato que se me dio fue bárbaro, tienen razón, que la gente que vivía en esos días era inculta, tosca y malvada, que fueron crueles en su trato hacia mí, su amado Salvador.
Algunos pueden decir que eran ignorantes y que no sabían nada de las Sagradas Escrituras.
Pero esto no es cierto, porque los que viven en el mundo de hoy, aunque son más instruidos y entendidos, no son diferentes.
Aquellos, de quienes se esperaría, totalmente versados en la Santa Biblia, que estuvieran alertas a las enseñanzas en ella, están ciegos a la verdad.
A pesar de toda su comprensión del libro sagrado de Mi Padre, han fallado en prepararse para el tiempo en que vendré de nuevo.
¿Cuándo pensaron que se les concedería este tiempo?
El tiempo se está acercando a mi Segunda Venida a la Tierra.
Sin embargo, la humanidad no se ha preparado para mi llegada.
Incluso mis siervos sagrados no predican la importancia de este evento tan glorioso.
¿Por qué?
¿No han aprendido nada?
¿Qué es lo que tengo que hacer?
¿Cuándo pensasteis que podría venir y por qué pensáis que el tiempo no está cerca?
¿Qué es lo que os ciega y bloquea vuestros oídos al sonido de Mi Voz?
Dejad caer vuestro manto de oro, plata y riquezas y aceptad que no sois nada, sin mí.
Sin mis gracias, no podéis preparar vuestras almas para mi glorioso regreso.
Mi amado Padre siempre envía profetas para preparar a sus hijos.
Lo ha hecho desde el principio de los tiempos.
¿Por qué entonces rechazáis mis advertencias para prepararos para mi Segunda Venida?
Os ruego que me escuchéis.
No puedo ordenaros que me escuchéis, porque se os ha dado el don del libre albedrío.
Nunca podré obligaros o daros la orden de actuar porque esto es imposible.
Mi Padre nunca interferirá con vuestro libre albedrío.
Pero nunca dudará en advertiros, guiaros e inundar vuestras almas de gracias para haceros fuertes.
A los que tengan el corazón abierto les dará el don del Espíritu Santo.
A los culpables de orgullo, esnobismo religioso y arrogancia, les resultará imposible abrir sus corazones, porque carecen de la cualidad más importante de todas: la humildad.
Sin humildad y generosidad de corazón, no podréis acercaros a mi Sagrado Corazón.
Venid a mí, hijos.
Dejad que os acoja en mi rebaño, para que, como un buen pastor, os conduzca a la seguridad.
Vuestro Jesús
Redentor de la humanidad